La primera piedra sobre la que edificar la clasificación reside en mantener la portería a cero. El Barça está volcado en esa labor, con tres partidos seguidos sin encajar goles: los tres (Getafe, Athletic y Mallorca) desde la visita a Nápoles (1-1). Una porción de responsabilidad cabe atribuirla a Marc André ter Stegen, que reapareció hace seis partidos; en los tres primeros desde su regreso, recibió cinco.
Mantener esa portería a cero es la voluntad cotidiana del equipo y fue uno de sus rasgos distintivos la pasada campaña. Ahora es una necesidad en medio de la estrechez del equipo, tanto deportiva (los resultados son peores) como humana (por las bajas) "porque con un gol marcas la diferencia", apuntaba Ter Stegen. "Y todos queremos seguir escuchando el himno de la Champions", añadió.
Ter Stegen animando al equipo bajo los palos /
Cubarsí y su "trabajo espectacular"
El meta no quiso arrogarse el mérito de haber apuntalado la seguridad defensiva, como sí quiso subrayar la aportación de Andreas Christensen ejerciendo de mediocentro. Y la de Pau Cubarsí, "que está haciendo un trabajo espectacular a su edad y es una persona muy accesible y abierta a mejorar".
Ter Stegen sabe la trascendencia que encierra el choque con el Nápoles para el futuro inmediato de Xavi (Joan Laporta podría destituirle, según algunas fuentes), del equipo (la pérdida del tercer título de la temporada) y del club, con los 10,6 millones que dejarían de ingresarse y que están contemplados en el presupuesto.
"Cuanto más nos fijemos en el fútbol, mejor será. Si pensamos en otras cosas, nos equivocaremos como jugadores", explicó, asumiendo su papel "importante" en el vestuario "por la experiencia, los partidos jugados y por lo que he vivido", argumentaba Ter Stegen, que el viernes ante el Mallorca alcanzó su partido 400 bajo los palos del Barça.
"Cuanto más nos fijemos en el fútbol, mejor será. Si pensamos en otras cosas, nos equivocaremos como jugadores"
Portero del Barça
Pau Cubarsí, en una acción defensiva durante el Barça-Mallorca en Montjuïc. /
El último campeón
El capitán es de los pocos supervivientes del último Barça campeón de Europa y ha vivido todas las penurias del declive experimentado desde 2015. "Siempre estuvimos cerca, pero por fallos propios no llegamos a esas alturas", admitió el portero, confiado en que "algún día llegará". Le queda menos tiempo, con 31 años (serán 32 el último día de abril). "Merecimos pasar la fase de grupos, en los años pasados no era el caso, y afrontamos los octavos con alegría y ganas de competir", aseguró.
Ter Stegen se enfadó en Bilbao cuando le preguntaron si había faltado ambición en el equipo por no haber chutado a portería en toda la segunda mitad en San Mamés un día en el que podía haber recortado diferencias. Una falta de ambición que había detectado Xavi, aunque luego matizara que había sido una falta de fe. Ante el Nápoles solo existe una vía: pasar a cuartos o acabar eliminados. No hay margen a la especulación.