Barraca y tangana

Fue queriendo, por Enrique Ballester

La UEFA se ablandó un poquito y permitió que dos mil niños ocuparan los asientos. Dos mil niños: el verdadero infierno

Barraca y tangana de Enrique Ballester. / El Periódico

El Villarreal jugó en Marsella. En el fondo del estadio que habitualmente ocupan los ultras, por lo visto, no había ultras. Leí que el uso de bombas de humo y de punteros láser, entre otras historias, había provocado que la UEFA los sancionara con el cierre de la grada. Sin embargo, después se ablandó un poquito y permitió que dos mil niños ocuparan esos asientos. Ultras o niños: cualquiera que haya ido a un cumpleaños infantil sabe qué da más miedo. El verdadero infierno.

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