Apunte

Alexia ganó el pulso al Barça en chándal

Alexia Putellas, durante la final de la Nations League en La Cartuja. / Afp7

Claro. El fútbol es un maldito negocio. Hay en juego muchísimo dinero y cualquiera con ansia de poder tiene un camino sencillo arrimándose a una silla presidencial, aunque sea para lucir tipo, gafas de sol y canas. Pero en este Barcelona en el que los grandes ejecutivos huyen mientras se quedan los que más aplauden o intrigan, el mismo lugar de donde Messi tuvo que irse harto de llorar y antes de ser campeón del mundo, no han reparado en que Alexia Putellas, lesionada o no, es un estandarte que trasciende el fútbol. Pero también, sí, el maldito negocio. Hay quien aún no se ha dado cuenta.