Claro. El fútbol es un maldito negocio. Hay en juego muchísimo dinero y cualquiera con ansia de poder tiene un camino sencillo arrimándose a una silla presidencial, aunque sea para lucir tipo, gafas de sol y canas. Pero en este Barcelona en el que los grandes ejecutivos huyen mientras se quedan los que más aplauden o intrigan, el mismo lugar de donde Messi tuvo que irse harto de llorar y antes de ser campeón del mundo, no han reparado en que Alexia Putellas, lesionada o no, es un estandarte que trasciende el fútbol. Pero también, sí, el maldito negocio. Hay quien aún no se ha dado cuenta.
Apunte
Alexia ganó el pulso al Barça en chándal
Alexia Putellas, durante la final de la Nations League en La Cartuja. /
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