Historias irrepetibles

Hans Huber, de la lucha libre a enfrentarse al legendario Joe Frazier

Hans Huber, fallecido hace pocos días, dejó la lucha libre harto de perder contra Dietrich y se pasó al boxeo donde llegó a disputar una antológica final olímpica contra Frazier

Frazier y Huber, durante la final olímpica de 1964. / FDV

Esta semana muchos niños de Ratisbona habrán escuchado hablar por primera vez de uno de sus vecinos más ilustres: Hans Huber. Acababa de fallecer a los 90 años y los periódicos de la ciudad alemana se llenaron de artículos que recordaban su figura y el motivo por el que se le consideraba un héroe desde hacía mucho tiempo. Viven ya pocos vecinos con la mente y el recuerdo fresco de su historia por lo que para la gran mayoría supuso un pequeño descubrimiento. Ratisbona, localidad situada al sur de Alemania, junto al Danubio y famosa por las tres universidades con las que cuenta y que le garantiza una permanente vitalidad en sus calles, había enviado a dos deportistas a los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964: al boxeador Hans Huber y al saltador de altura Horst Rosenfeldt. Aquello era un pequeño acontecimiento para ellos. La ciudad les despidió a lo grande, con recepción en el ayuntamiento, discursos apelando al orgullo de la tierra, ramos de flores y el deseo de una buena competición. Poco imaginaban que las cosas allí irían mucho mejor de lo que podían imaginar los más optimistas. A Rosenfeldt le eliminaron pronto en su competición, pero el comportamiento de Huber estuvo infinitamente por encima de lo que podían imaginar sus vecinos.