De vez en cuando me invitan a sitios. En Bilbao, una noche, estuve horas contando la misma historia a todo aquel que se acercara a mi vera. Meses antes, había visto jugar a un chico del Villarreal 'C' que me pareció buenísimo. Era zurdito, se le caía la clase al perfilarse, conducía la pelota pegada al pie, elegía siempre el pase correcto y sabía jugar por fuera y por dentro. Era sin duda un futbolista 'muy mío'. Me había gustado tanto que siempre que podía preguntaba por él en el club amarillo: resulta que había crecido en la provincia de Murcia, pero nacido en Bilbao porque su padre era guardia civil o algo de eso. Así, aquella noche bilbaína, dada la conocida política de fichajes del Athletic, expandí la valiosa información sin pedir nada a cambio, ni una compensación de ojeador ni una palmadita en la espalda ni un porcentaje de un futuro traspaso. Sin embargo, y visto lo visto, nadie me hizo caso.
BARRACA Y TANGANA
Por lo que sea
No lo cuento para que alguien me dé la razón. No la necesito porque ya la tengo
Barraca y Tangana
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