Apunte

Como pollos sin cabeza

Cancelo, por los suelos en una acción del Shakthar-Barça en Hamburgo. / Afp

La otra tarde releía “La observación de los pájaros”, uno de los cuentos balompédicos de Roberto Fontanarrosa, ahora felizmente editados en un solo volumen, Puro fútbol. El cuento se mete en la cabeza de un aficionado durante el clásico de Rosario, Newell’s-Central, y mientras va paseando sospechamos que es incapaz de ver el partido. “Que pase rápido”, se dice entre dudas y miedos, y cuando su equipo pierde piensa: “Hay cosas peores. Seguimos arriba, de todos modos, en la estadística. Se oscureció la tarde, está nublado. Ojalá que llueva y se arruine todo. Que nadie ande por la calle”. Estas palabras, claro, se adaptaron como un guante a mi pensamiento tras la derrota contra el Shakhtar. Uno querría creer que la decepción que sentimos es consecuencia de algo mayor, que el equipo es víctima de un desarreglo cósmico, y que lo lógico sería que al terminar el partido empezara a diluviar y todo el mundo se encerrara en casa. Pero no fue así. El martes por la noche la vida continuaba, porque en el fondo sabemos que el equipo lleva varias semanas con respiración asistida, con un juego que es un sí pero no, esperando el retorno de los dos cartógrafos: Pedri y De Jong.