Empate en el Bernabéu (0-0)

El orgullo obrero del Rayo frena al Madrid y da el liderato en solitario al Girona

El conjunto blanco es incapaz de pasar del empate en el Santiago Bernabéu ante el sufridor equipo de Francisco

Real Madrid - Rayo Vallecano / Rodrigo Jiménez

Volvía el Real Madrid al Bernabéu tras asaltar Montjuïc y en la previa a una semana de Champions tranquila. Todo ello sin el desgaste de la Copa del Rey, aunque con la necesidad de mantener ante el Rayo el pulso por el liderato de LaLiga.

Creyeron los blancos que con el esfuerzo de la primera parte llegaría el gol por inercia. Con el 'Hey, Jude' como sintonía insistente. Pero esta vez el inglés y todos sus compañeros se quedaron mudos ante un rival que encontró paz en el sufrimiento para sacar un valioso punto y dar el mando en solitario de LaLiga al Girona.

Susto de Bellingham para silenciar el Bernabéu

Dispuso Ancelotti un once con cuatro cambios con respecto al equipo que salió ganador en Barcelona. Fran García, lateral zurdo ante su exequipo; Camavinga, de inicio en el pivote, "donde mejor rinde", según Carletto; Modric como interior izquierdo y Joselu en la punta de ataque.

Fue, desde el comienzo, un partido abierto, con un Rayo que dejaba espacios a un conjunto blanco superior en lo físico. Eso le bastaba para atenazar al cuadro de Francisco, que revivía en contras kilométricas. Sin embargo, el mayor peligro era local.

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Aunque el primer gran temor en el templo blanco no lo ocasionó ninguna oportunidad. Hubo un silencio atronador cuando Bellingham fue "hombre a tierra". Se dolió la gran estrella madridista tras una mala caída en un intento de bajar el balón con el pecho. Salieron las asistencias médicas como si se hubiera producido un atentado. Rodrygo se apresuró a calentar, pero el inglés se repuso, para alivio de todos los presentes, a excepción del sector visitante.

Dimitrievski, el más destacado

¿Pruebas de que estaba bien (aunque se enredó con su vendaje varias veces)? Una jugada teatral entre tres rivales antes del descanso. Se fue por encima de la portería de un Dimitrievski que ejerció como patrón salvador de los visitantes. Para sacar algo provecho del Bernabéu hay que contar, como mínimo, con un santo en la portería. Se hizo grande en un mano a mano con Dimitrievski y frustró una de las múltiples tentativas de Joselu.

No estuvo acertado el único delantero centro del Real Madrid en la primera parte, pero se nota cuando Ancelotti opta por darle la titularidad. Sus movimientos son diferentes al resto por su naturaleza. Pero sin gol, son como párrafos sin puntuar. Se anotaron Modric y Alaba al casting de candidatos al gol, pero todos fueron rechazados en los primeros 45 minutos. En el banquillo aguardaba paciente su debut Arda Güler, recuperado y transformado físicamente. Nunca llegó por cómo discurrió el partido.

El partido entró en una nueva dimensión en la segunda mitad. El Real Madrid seguía imaginando el gol de mil formas. Hasta que Dimitrievski encendía la luz. Pudo quedarse fuera del partido el macedonio tras un golpe en la rodilla con Vinicius. De nuevo pesó más la fuerza de la recuperación. No tardó el meta del Rayo en activar el rascador de minutos, con el objetivo de frenar a un rival que iba perdiendo fuelle.

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Orden y seriedad

El Rayo ganó en orden y seriedad en la segunda mitad frente a un Real Madrid que perdía ritmo. Solo iba a una velocidad diferente Vinicius, aunque con mala toma de decisiones. En estático, el conjunto blanco era inofensivo contra un equipo que, como el barrio al que pertenece, tiraba de orgullo obrero. Los cambios iban a determinar el devenir de un encuentro que caminaba hacia el atasco.

Ancelotti dio entrada a Rodrygo para que demostrase que se había ganado la renovación rubricada esta semana, a la par que Vinicius. Francisco puso veneno con Bebe, el goleador de los tiempos muertos; y Falcao, aunque solo sea por "valentía y coraje", como rezaba la pancarta del sector visitante. No obstante, el que mejor representó este lema fue Ratiu, debutante en Liga. Camavinga regresó al lateral y al poco se llevó un duro golpe. Terminó sustituido.

El partido llegó a la 'Zona Cesarini', que habitualmente se encuentra en Chamartín, sin goles. Lo hizo con Vinicius o Bellingham desquiciados por la insistencia de un Rayo que encontró la luz persiguiendo sobras. Hizo valer su camiseta dorada para bañar un empate sensacional donde Kepa no intervino en ninguna ocasión. Pero el objetivo era salir vivos y lo lograron, para desgracia de un Real Madrid que acabó desquiciado, con Rüdiger y Vinicius como máximos exponentes.