De esta jornada intersemanal en la que ni Real Madrid ni Barça se hicieron daño, vuelve a quedar la imagen del Vinicius desquiciado que llevamos viendo durante todo el campeonato, especialmente a domicilio. Y francamente, llama la atención que un futbolista capaz de mejorar tantos aspectos en su juego, entre ellos la puntería, de superar las peores críticas, chistes y memes en su primer año, de convertirse en indiscutible y determinante en este Real Madrid, de lograr, cada año, subir escalones de dos en dos y de estar tan cerca de los mejores del mundo, no logre controlar sus emociones, su ira y su boca en cada partido que juega en la Liga. Sí, en la liga, porque en la Champions esa ira no aparece y su rendimiento es aún mayor.
APUNTE
Cuando juega la mente
Mónica Marchante.
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