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Las tenistas se rebelan contra el "todo blanco" de Wimbledon

El color impuesto por las normas del torneo aumenta la ansiedad de las deportistas durante la menstruación

Desirae Krawczyk y Danielle Collins durannte la semifinal femenina de dobles en Wimbledon. / EFE / EPA / KIERAN

Champán y jarras de refrescante Pim’s. Canapés de salmón y fresas con nata. La realeza saluda desde el palco, las celebridades se dejan fotografiar en las gradas. En las canchas juegan ellos y ellas, los mejores tenistas del mundo. El torneo de Wimbledon es un ritual de primavera, uno de los grandes momentos en el calendario de la vida social británica. Al igual que las carreras de Ascot, Wimbledon es mucho más que un evento deportivo. Con 145 años de historia se enorgullece de ser la competición tenística más antigua del mundo. Tan rancio abolengo va acompañado del peso de la tradición y de estrictas normas de etiqueta indumentaria, que las mujeres están a punto de conseguir cambiar.