Controversia en Pensilvania

Un equipo femenino de natación exige que se excluya a una transgénero

Lia Thomas ocupaba un mediocre puesto 462 en el ránking universtario y es ahora, como mujer, la número uno de los 200 libres

La nadadora Lia Thomas, antes de 2020, Will Thomas, integrante del equipo masculino.  / Joseph Prezioso / AFP

Will Thomas era un deportista mediocre del equipo de natación de la Universidad de Pensilvania. Ocupaba el puesto número 462 en la Ivy League, la liga universitaria de la zona noreste de Estados Unidos. Se ausentó de las piscinas durante la temporada 2020-2021 para someterse a un tratamiento de supresión de testosterona. Ahora es Lia Thomas y, además, la número uno de la categoría femenina en esa misma liga. Sus compañeras de equipo, respetuosas con su decisión de haber transitado de un sexo a otro, exigen que sea excluida de la competición porque salta del cajón con una incuestionable ventaja física.

Tiene la fuerza, la corpulencia y la capacidad pulmonar de un hombre, han puesto sobre la mesa sus compañeras, nada más ver la aparente facilidad con la que Thomas ha roto el techo de la prueba de 220 metros libres en la liga universitaria.

La cuestión de los transgénero es uno de los puzles aún sin resolver de las federaciones deportivas internacionales y nacionales. El criterio del Comité Olímpico Internacional (COI) fija, a falta de nueva orden, que los niveles de testosterona, crucial en el desarrollo de la masa muscular, tiene que estar por debajo de los 10 nanomoles por litro de sangre. Ajustada a esa norma compitió en la pruebas de halterofilia de Tokyo 2020 la neozelandesa Laurel Hubbard, con la rotonda queja de algunas de sus rivales, pero a la hora de la verdad no logró superar ninguna de las eliminatorias.

El problema es que cada disciplina deportiva es un caso distinto. El entrenamiento profesional de la natación, por ejemplo, proporciona un desarrollo físico muy concreto que no se puede atenuar después con una rebaja de los niveles de testosterona en sangre. A raíz de la controversia desatada por el caso de Thomas, la US Swimming ha ido más allá que el COI y ha fijado que ese límite por litro de sangre sea de cinco nanomoles. Las nadadoras que hasta ahora compartían entrenamiento con Thomas han aplaudido esa medida y han reclamado que se extienda al resto de las ligas, pero, sobre todo, han insistido en que su compañera sea excluida para proteger a las “mujeres biológicas”.

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