A Glenn Cunningham le bautizaron como “el caballo de hierro de Kansas”. Sobraban razones para ello. Su historia de superación, casi un milagro, se había convertido en la favorita de cualquier niño nacido en el estado de Kansas. La escuchaban en casa, en los colegios, en las calles. Cada uno de sus logros deportivos despertaban una ola de admiración gigantesca en torno a su figura. A todos les parecía increíble que aquel excepcional atleta fuese la misma persona a quien unos años antes unos médicos habían dado casi por desahuciado.
HISTORIAS IRREPETIBLES DEL DEPORTE
Glenn Cunningham: el niño que no podría volver a caminar
Se convirtió en el mejor mediofondista de Estados Unidos después de sobrevivir milagrosamente a un terrible accidente cuando tenía nueve años
Los médicos eran partidarios de que se le amputasen las piernas
Cunningham tira del grupo durante la final de 1.500 en Berlín 1936.
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