RABIA POR LA SUPERLIGA

Suspendido el partido del Manchester United por la protesta contra los propietarios en Old Trafford

Unos 200 fans invadieron el campo y lanzaron bengalas hacia el palco, en una acción contra los Glazer, dueños del club

Los seguidores del United, en el césped de Old Trafford. / REUTERS

La Superliga prendió la mecha, y la afición del Manchester United quiere que siga quemando. La hinchada de los diablos rojos dio este domingo un paso más en sus protestas contra la familia Glazer, propietaria del club: se manifestaron con tal contundencia que provocaron la suspensión del Manchester United – Liverpool. Nada más y nada menos que el gran clásico de Inglaterra, la mayor rivalidad de la liga y un partido que podía decidir el título de la Premier. Les dio igual porque, a veces, también para los fans más puristas, hay cosas más importantes que un partido de fútbol.

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Miles de personas se concentraron en los aledaños de Old Trafford en vísperas del partido con tal intensidad que llegaron a doblegar todos los cuerpos de seguridad. A dos horas del inicio del choque, cerca de 200 aficionados apartaron toda oposición y se plantaron en el mismo césped del Teatro de los Sueños. Algunos se enfilaron al travesaño de las porterías. Otros la tomaron contra el estudio de Sky Sports, que realizaba el partido. Algunos se centraron en beber cerveza y proseguir con los gritos de protesta. “¡We want Glazers out!”, exclamaban al unísono.

La mayor congregación se ubicó a los pies de la Sir Bobby Charlton Stand. Justo entre la estatua con las figuras de la Holy Trinity, las tres grandes leyendas del United (Dennis Law, Bobby Charlon y George Best) y la MegaStore del estadio. Lo que fueron y lo que son. El alma del club contra la prioridad de los Glazer. Exactamente allí se alzaron los cánticos y las bengalas, todas ellas de colores verde y amarillo en honor al Newton Heath FC, club origen a partir del cual se acabó fundando el Manchester United.

El suelo, empapelado con folletos reclamando la ley “50+1”, popularizada en el fútbol alemán y que garantiza a los socios de cada club tener derecho a votación en ciertas decisiones de la entidad. Los muros del estadio, tomados por pancartas y lemas de protesta. “Ama al United, odia a los Glazers”, rezaba una de ellas. “Los Glazer: 1.000 millones robados del United”, sentenciaba otra, evidenciado que el enfado no nació ayer, y que los fans no olvidan.

Tensiones desde 2005

El desencanto de la hinchada con la familia Glazer empezó tan pronto como los americanos compraron el club. En junio de 2005 confirmaron que se habían hecho con el 98% del Manchester United, pero las condiciones no gustaron nada a la afición: para hacerlo se sustentaron en un crédito con entidades bancarias por el valor de 660 millones de libras. Un préstamo que han tenido que ir devolviendo con intereses, que los Glazer han sufragado con los recursos de la entidad.

Se calcula que, en concepto de intereses, la propiedad ha pagado cada año cerca de 65 millones del club para financiar su compra. En mayo de 2020, The Athletic publicó que la entrada de los Glazer ha supuesto un coste de 1.500 millones en las arcas del club en concepto de intereses y deudas. En el mismo periodo de tiempo, se calcula que la propiedad ha retirado cerca de 200 millones en concepto de dividendos.

La Superliga lo reactiva todo

Desde 2005 ha habido múltiples movimientos de protestas, entre los cuales se incluye la creación de un club alternativo, el United of Manchester FC, gestionado por los socios y que inició su camino en la base de la pirámide del fútbol inglés. Hoy están en sexta división.

 Pero la clave para entender el alzamiento actual es el fiasco de la Superliga. Ver a los Glazer de la mano de Florentino Pérez fue un crudo recordatorio sobre la naturaleza de sus propietarios. “No aceptamos las disculpas”, clamaba la protesta en relación al comunicado con el que los dueños del club renunciaron a la Superliga. La furia se reencendió. Tocará ver si los Glazer pueden sobrevivir a ella.