"En unos días pasamos de la ilusión de que Iago se iba a enfrentar al Espanyol a quedarnos sin fútbol". Sergio Hernández es el padre de Iago e Iván, dos simpáticos críos que juegan en la UE Cornellà y a los que resulta difícil ver sin un balón bajo el brazo. Como en tantos hogares con niños, la suspensión de la competición y, pocos días después, también de los entrenamientos por el repunte de positivos de coronavirus de la segunda ola fue un auténtico mazazo que los padres tratan de gestionar como pueden, en lo emocional, lo físico, lo económico y hasta lo laboral.
EL PARÓN DEL FÚTBOL BASE
Los padres opinan: "Si el deporte es salud, ahora es más necesario que nunca"
Las familias notan a los niños desilusionados, frustrados y más nerviosos con el veto a los entrenamientos
Videollamadas grupales y ejercicios on line tratan de mantener el vínculo con el club y entre los críos
Iván (de rojo) y su hermano Iago (de blanco) se entrenan un parque junto a Víctor, también de la UE Cornellà. /
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