El mundo se fue a la mierda cuando cambiaron el horario de la Champions. No tengo pruebas pero tampoco dudas. Primero porque era un magnífico detector de impostores, de domingueros de la pelota, de aquellos que solo aparecen en las conversaciones futboleras cuando llegan los Barça-Madrid o las eliminatorias finales. Con lo bonito y fácil que era responder con un áspero y condescendiente "a qué hora va a ser, a la de siempre" cuando preguntaban a qué hora se jugaba el partido esa noche, con lo bonito y fácil que era y nos lo quitaron con los horarios múltiples. Nos quitaron además la única certeza generacional que nos quedaba, que la Champions se jugaba a la hora de siempre, pero cambiaron el horario y ya solo falta que vuelva la peste.
BARRACA Y TANGANA
El horario
Admiro la capacidad de unos pocos elegidos para darlo todo en la previa de los partidos, descarrilar y volcar durante los noventa minutos y resucitar para la celebración como si nada hubiera ocurrido
David Silva (izquierda, Manchester City) y Lucas Vázquez (derecha, Real Madrid), se saludan tras el partido de Champions del viernes. /
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