El Girona encadenó la quinta jornada sin perder (11 puntos de 15) y sumó una victoria que le sitúa a siete puntos del líder y a tres del ascenso directo, a la espera de lo que haga este domingo el Zaragoza. La preocupación por la baja de Stuani ya estaba disipada en el descanso después de un 2-0 ante una Ponferradina no solo inofensiva en ataque, sino muy vulnerable también en defensa que propició, seguramente, el partido más plácido de este curso para los de Pep Lluís Martí.

El Girona lo encarriló todo en los primeros 45 minutos con dos goles casi de risa. En el 1-0, el error de Son fue descomunal porque, intentando ceder el balón a René, se lo regaló a Brandon Thomas, que marcó su primer gol como rojiblanco no sin que antes la acción se complicara con una asistencia imprecisa y un nuevo error visitante, éste de Manzanara, que se lo devolvió al delantero para que lo empujara a las redes.

Muchas facilidades

El 2-0 fue todavía más cómico, pues Jairo envió un balón muy fácil para que René lo atajara sin ninguna complicación, pero el exportero del Girona no anduvo nada afortunado y su error se convirtió en una asistencia para el 2-0 de Borja, casi sin querer.

Las facilidades de la Ponferradina minimizaron la baja capital del pichichi. Errores visitantes al margen, la primera parte del Girona fue buena porque el equipo, que jugó con el marcador a favor desde el minuto 10, estuvo bien en la presión, en la posesión y también en la contención (ni una sola oportunidad visitante). Y tras el descanso, más de lo mismo: control absoluto de los rojiblancos ante un rival que agotó enseguida los tres cambios y que nunca tuvo fe en la remontada.