EL ADIÓS DE UN ASTRO
Etoo: los rebeldes también se retiran
El nueve que marcó en las Champions de París-2006 y Roma-2009, anuncia su adiós al futbol a los 38 años
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Hasta los rebeldes se cansan. Hasta 'leones' indomables abandonan. A su manera, eso sí, pero Samuel Etoo, cuyo último desconocido destino era la anónima liga catarí, pone el punto final a su exitosa carrera deportiva. “The End. Hacia un nuevo desafío”, escribió el delantero camerunés en su cuenta de Instagram con una foto difuminada donde se apreciaba una mirada inquietante y, al mismo tiempo desafiante, hacia la cámara.
“Gracias a todos por vuestro gran amor”, añadía con un emoticono de un corazón ilustrando su peculiar despedida, sacudida por toneladas de “adrenalina”. Se va Etoo. Samu para los amigos. Hermano para los íntimos. Se va el delantero que Joan Laporta le quitó al Madrid en una de las operaciones más brillantes porque inyectó al Barça del círculo virtuoso la rebeldía imprescindible.
"Correré como un negro..."
No bastaba con la sonrisa contagiosa de Ronaldinho para que aquel equipo de Rijkaard girara hasta cambiar la historia depresiva de un club que llevaba cinco años instalado en la mediocridad. Viniendo de la nada. Apareció el camerunés en aquel verano del 2004 para agitar conciencias futbolísticas y estatus sociales. “Correré como un negro para vivir como un blanco”, gritó el primer día que se vistió de azulgrana.
Desde entonces, a nadie dejó indiferente ese goleador eléctrico, felino, capaz de pelearse hasta con su propia sombra. La única diplomacia que entendía era la del balón. Valiente en su fútbol -hay pocos nueves más decisivos-, con un punto de inconsciencia y egoísmo -sin él no habría sido quien fue- que le llevó por caminos contradictorios. Un delantero decisivo en finales de Champions.
En el 2006, marcó el 1-1 de París, eclipsado luego por el épico gol de Belleti. Ocurrió en París, punto de partida de la reconstrucción del Barça más moderno. Era la segunda Copa de Europa. En el 2009, firmó el trascendental 1-0, recién iniciada la final de Roma, recibiendo la asistencia de Iniesta.
La sangre del brazo
Van de Sar se quebró ante el inesperado disparo del delantero. No sabía el portero del United que era el último partido de Samuel. Ni tampoco que Iniesta estaba jugando lesionado. Cuando ambos azulgranas se encontraron festejando el gol junto al banderín de córner del estadio Olímpico de la ciudad italiana no hacían falta las palabras. Samuel iba mostrando la sangre de su brazo izquierdo -se daba golpes con el derecho- para decir de donde venía. Camerunés, y como tal siempre fue “un león indomable”, con sangre africana, orgulloso siempre de sus orígenes.
No lo tuvo nunca fácil. Lo fichó el Madrid, pero nunca lo quiso de verdad. Cedido al Leganés y Espanyol -apenas hay rastro suyo en ambos equipos- terminó encontrando la felicidad en Mallorca, donde rubricó cuatro años que le abrieron la puerta del Camp Nou. A partir de ahí, un lustro de goles y peleas. Goles para la historia. Peleas inolvidables.
Como aquella, ya en el 2007, donde se sintió en medio de una guerra política entre Laporta, el presidente que lo trajo, y Rosell, el vicepresidente deportivo que había dilatado su fichaje porque no quería entrar en conflicto con Florentino. Con Rijkaard, el entrenador, de protagonista. "No tengo ningún problema, me he encontrado una guerra que no es mía, es de dos personas y yo me llevo todos los palos. Si alguien tiene los huevos de decírmelo a la cara que me lo diga. Cuando ha sido mi jefe nunca me ha saludado, y pasan atrás para pegarme palos. Esto sí es de mala persona y es de mala persona los que salen en una rueda de prensa y dicen que Etoo se ha negado a jugar”, gritó el delantero.
La decisión de Guardiola
Nadie se lo dijo a la cara. Etoo, sí. Bueno, Guardiola, también. A su llegada, verano del 2008, el técnico anunció en rueda de prensa que le sobraban tres jugadores para iniciar su nuevo proyecto. No eran tres cualquiera. “No cuento con Ronaldinho, Deco y Etoo”. Solo uno, sin embargo, continuó esa temporada. ¿Quien? Samu, el hermano Samu. ¿Por qué? Los jugadores, con Xavi, Iniesta y Puyol a la cabeza, convencieron a Pep.
La respuesta estuvo en el triplete, el primero en la historia del Barça. Luego, se marchó, muy a su pesar, al Inter en el trueque con Ibrahimovic. Allí, con el explosivo Mourinho en el banquillo en la noche de los aspersores del Camp Nou en la que acabó jugando de lateral derecho, ganó otra Champions, prólogo a su singular viaje por Chelsea, Everton, Sampdoria, Antalyaspor de Turquía antes de cerrar la taquilla de su vestuario en el Qatar FC. Con 38 años, y tras 22 temporadas, el rebelde Etoo se ha cansado.
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