Como en Mestalla, acabó apareciendo Bounou para evitar el 0-1 de Michael Santos en el descuento (m. 94) que hubiese sido absolutamente letal para el Girona más gris de todo el curso. Al final, el 0-0 no fue ni mucho menos un mal negocio para los locales, que no pudieron alcanzar el objetivo de situarse con diez puntos sobre el descenso pero que, puestas las ocasiones de unos y otros en una balanza, el empate fue bueno porque los madrileños estuvieron más cerca de la victoria que los rojiblancos.

Eusebio trató de dar continuidad al once de Mestalla, pero era un lujo demasiado grande dejar en el banquillo a Stuani y seguir confiando en Doumbia, que ha enseñado entre poco y muy poco en las tres titularidades que ha enlazado y no ha creado ninguna duda al técnico sobre quien debe ser el jugador de referencia en el equipo rojiblanco.

Muchos centímetros sentados

El técnico dejó también en el banquillo muchos centímetros (Juanpe y Alcalá) pese a que el delantero del Leganés, Carrillo, tiene un juego aéreo muy poderoso. Sin embargo, el objetivo desde el primer minuto del Girona fue intentar que el Leganés jugara lo más lejos posible del área de Bounou. No lo consiguió de entrada, porque los visitantes estuvieron mejor situados sobre el impecable césped de Montilivi y dominaron claramente la situación en los 10 primeros minutos. Eso sí, sin amenazar el área local.

El Girona tampoco tuvo una primera parte muy lucida en ataque. Se quedó solo con un intento de rosca de Roberts que no cogió el efecto esperado y se perdió a la derecha de Cuellar (m. 5). Y en los 40 minutos restantes, apenas pisó el área visitante, con Roberts y Borja García excesivamente adelantados, cosa que se tradujo en superioridad madrileña en la zona ancha. El Leganés tampoco inquietó prácticamente a Bounou, aunque el VAR debió salir al rescate de los locales en una acción que acabó inicialmente con el balón empujado por Carrillo al fondo de la portería (22’).

El partido se revoluciona

Tras el descanso, el partido continuó en encefalograma plano hasta el último cuarto de hora. El Girona tuvo el dominio, pero apenas encontró la llave del área y Cuéllar fue un espectador de excepción hasta que se lesionó en una jugada donde el árbitro acabó invalidando lo que hubiese sido el 1-0 de Stuani (m. 72). El partido, muy malo durante casi 80 minutos, se revolucionó en el último tramo, cuando el Leganés dio un paso al frente y a punto estuvo de dar un susto monumental a los locales.

Con Cuéllar todavía renqueante, Choco disparo al palo y Stuani, el rechace, a las nubes (m. 85). Fue una ocasión clamorosa para los locales, pero los visitantes también habían perdonado anteriormente (Jonathan Silva cabeceó al palo cuando parecía imposible fallar (m. 79) y también en la última acción, donde volvió a emerger un salvador Bounou para poner una mano increíble a la cepa del palo cuando el 0-1 parecía inevitable.