De tan blanco que lo veíamos todo, ¡todo lo veíamos muy negro!
El frío, las constantes avalanchas, la nieve, tiendas que se van hundiendo poco a poco y el tener que ir paleando a cada rato para evitar que se rompan. El reloj que no avanza, los libros que se acaban y la paciencia como único antídoto cuando no puedes moverte de ese pequeño mundo que es tu tienda.
Nadie nos obliga a disfrutar sufriendo, está claro. Much@s pensaréis que qué necesidad tenemos. La respuesta la tenemos tantos y tantas montañistas y aventureros que no queremos pasar por la vida viéndola pasar.
Dawa, Lluís, Ali, Sadpara y Sergi /
La montaña ha estado muy peligrosa, pero nosotr@s no hemos tomado riesgos. Hemos tirado de paciencia, experiencia y amistad. Las amistades, las experiencias, las vivencias, los aprendizajes y tantísimas otras cosas que tenemos el privilegio de saborear los "locos" de las colinas.
¡Qué condiciones más duras las que hemos pasado días atrás! Pero era cuestión de esperar y de que se abriera una ventana para el buen tiempo. Por fin se hizo la luz, salió el sol y con él volvieron las bromas, las risas y los sueños, soñar despiertos.
Qué deciros que no podáis imaginar los que habéis vivido este tipo de aventuras. Contamos los días para partir y afrontar el primero de los colosos, el Broad Peak.De momento seguimos aclimatando en altura, a medio camino entre el campo base y los campos I y II, hasta los 6.400 metros.
Pequeño C1 del broad peak /
Por fin pudimos ducharnos y refrescar nuestros cuerpos y, sobre todo, nuestras mentes.
Gracias a El Periódico por abrirnos esta ventana al mundo real. El nuestro también lo es obviamente, pero la realidad de nuestro día a día y el mundo, desde donde nos encontramos, lo vemos de una manera muy diferente.
Qué bonito sería que los humanos conviviéramos y compartiéramos como lo hacemos nosotros. No hace falta subir tanto para darse cuenta. Basta con mirar un poco hacia abajo y esforzarnos en ayudar y compartir. ¡Qué poco costaría conseguir tanto!