Esta vez nadie le chilló "sal de mi carrera y devuélveme el dorsal"

Katherine Switzer completa el maratón de Boston a los 50 años de querer expulsarla por ser mujer

El dorsal 261 pasó a la historia como símbolo de la lucha de las mujeres por sus derechos

Kathrine Switzer, en la meta de Boston. / ELISE AMENDOLA (AP)

Esta vez nadie la empujó, ni la invitó a marcharse, que se fuera a su casa, que el correr era cosa de hombres. Nadie le chilló aquello de “sal de mi carrera y devuélme el dorsal”, la triste frase atribuída a Jock Semple, codirector del Maratón de Boston hace 50 años. En su defensa alegó que las mujeres tenían prohibido correr el maratón y que el dorsal en el vientre de una chica podía acarrearle problemas y perder la licencia.

Hace 50 años Katherine Switzer tenía 20 años y su novio y un grupo de amigos la invitaron a apuntarse al maratón de Boston sin descubrir su identidad femenina. En la ficha de inscripción puso las siglas K. V. y su apellido y le atribuyeron el dorsal 261, un número que quedó para siempre unido a la lucha de las mujeres –a lo que Switzer ha dedicado parte de su vida—para defender sus derechos.

Hace 50 años  quisieron expulsarla del maratón de Boston por ser una chica. El lunes 13.698 mujeres corrieron la prueba 

PERIODISTA, ESCRITORA Y SOBRE TODO ATLETA

Switzer llegó a la meta de Boston, rodeada de hombres, con un tiempo de 4.21.95 horas y con el cabreo monumental del organizador. “Ese hombre enfadado –ha declarado Switzer—cambió mi vida y la de millones de mujeres”.

Con 70 años, periodista, escritora, comentarista de televisión, y siempre atleta, Switzer volvió a ser la heroína de Boston, pero esta vez nadie la persiguió, ni a ella ni a las 13.698 mujeres que se apuntaron a uno de los monumentos de los 42.195 metros.

Katherine Switzer

atleta y escritora

Estamos a años luz de lo que pasó en 1967 pero todavía tenemos un largo camino por recorrer"

Esta vez Katherine Switzer se colocó su dorsal, el 261, y recorrió Boston con el aplauso del público, la atención de las cámaras y sobre todo el reconocimiento y el homenaje de la organización de la prueba. Llegó a la meta y lo hizo en 4 horas 44 minutos y 31 segundos. Feliz, la octava en su círculo de edad, y recordando viejos tiempos, porque ella, además de pionera, luchadora, escritora y periodista, fue una notable atleta, ganadora del maratón de Nueva York en 1974 y del de Boston, un año más tarde, cuando las mujeres ya podían correr, ganar y disfrutar como este lunes en la ciudad estadounidense.

LAS MEMORIAS

Como atleta de élite llegó a correr 39 maratones, allanó el camino para que las mujeres participaran por primera vez en un maratón olímpico (Los Ángeles, 1984), creo el club ‘261 sin miedo’ e invitó a mujeres de todo el planeta a correr, a correr en libertad. Y escribió sus memorias donde relató la escena que cambió su vida: “Un gran hombre con los dientes al descubierto se lanzó sobre mí gritándome: ‘sal de mi carrera y devuélmeme el dorsal’”.

Ganó en 1974 el maratón de Nueva York  y un año después el de Boston

El lunes solo tenía la admiración del público, la organización dispuesta a ayudarla tras atravesar la meta. “La carrera no ha sido una celebración de estos últimos 50 años, si no de los próximos 50 que vendrán”, dijo feliz. Y añadió: “Estamos a años luz de lo que pasó en 1967 pero todavía tenemos un largo camino por recorrer”. El 45% de los inscritos al maratón de Boston 2017 fueron mujeres.