ENTREVISTA

Patricia Ramírez: "La mente también juega, ¿por qué no entrenarla?"

"Aquellos que necesitan el grito o la violencia para lograr algo, carecen de argumentos", afirma la psicóloga, autora de 'Así lideras, así compites'

La psicóloga Patricia Ramírez, autora del libro ’Así lideras, así compites’, en un hotel de Barcelona tras la entrevista. / JOAN PUIG

Patricia Ramírez, psicóloga deportiva, acaba de publicar su cuarto libro, 'Así lideras, así compites', en el que da las claves para un entrenador o cualquier conductor de grupos.

--¿Quién necesita un psicólogo? ¿El entrenador, los jugadores?

--Lo necesitan todos: el entrenador, porque es bueno que aprenda a comunicarse con claridad, a entender las distintas personalidades que tiene a su cargo para extraer lo mejor de ellas; y los jugadores porque una parte fundamental del éxito, como la concentración, el aprendizaje o la atención, dependen de la mente. La mente también juega.

--Se dice que el fútbol es un estado de ánimo. ¿Es más necesario el psicólogo que en otros deportes? 

--Si a cualquier deportista se le pregunta en qué medida la mente interviene en su éxito dirá que es un porcentaje altísimo. Si tan importante es, ¿por qué no entrenarla?

--Habla de aprender de los mejores. ¿Quiénes son los mejores? 

--Los que consiguen gestionar personas desde el respeto y la benevolencia, siendo un ejemplo y siendo respetado por aquellos a los que dirige y logran resultados. El gran líder es aquel que, no estando presente, sus trabajadores hablan bien de él.

--No son grandes por sus resultados, sino por su proyección personal. 

--Exacto. ¿Dónde está el éxito? ¿Cómo lo medimos? ¿Por victorias o por la huella que dejamos en la gente?

--Responda usted, por favor. 

--Me vale más la pena eso. El resultado no depende de ti, interviene un rival y a veces la suerte. El aprendizaje que vamos adquiriendo nos dará al final los resultados.

--En su libro distingue el ser y el saber, el bueno del sabio... 

--No hay un estilo positivo o negativo. El buen líder es el que sabe adaptarse a las necesidades del momento y a lo que necesita el equipo de él.

--¿Cómo se detecta el buen trabajo? 

--Por el rendimiento del grupo, es en lo que puedes intervenir. El resultado no es controlable.

--El buen trabajo de un entrenador se ve ganando partidos. 

--Esa es la vara de medir porque necesitamos una, debe haber una clasificación, cuantificar las cosas. Pero eso no implica que sea la única. No puedes presionar para buscar algo inalcanzable porque generas frustración; las factibles generan motivación. Una proeza se logra una vez. Pensemos en un velocista que va a competir con Usain Bolt.

--Ese ejemplo tiene trampa. 

--Si el velocista bate su récord personal, eso debe ser lo gratificante. Si esperamos que venza a Bolt nos vamos a sentir frustrados porque Bolt, hoy por hoy, es inalcanzable.

--¿Entonces, si el velocista no se acerca a sus tiempos, fracasa? 

--Sí, claro, porque no ha logrado el objetivo que dependía de él. Si un deportista no es capaz de competir al mismo nivel que cuando se entrena, tiene un problema psicológico. A algunos la competición les genera dudas, inseguridad, miedo…

--Pide al líder que conozca a las personas que dirige y las trate según su personalidad. En el fútbol no pasa. 

--El entrenador tiene la responsabilidad de conocerlas. Tratarles de forma diferente, pero de forma justa: al que muestra garra puedo motivarle retándole; al más tímido o retraído lo puedo hundir.

--¿Hay algo peor que ser entrenador de Primera, por la presión que hay?

--La mayoría de los que han dejado de entrenar dice que volverían con los ojos cerrados, señal de que no debe ser tan malo. Aman su profesión y están obsesionados. Pero aquellos que no comen ni duermen antes de un partido muestran un claro desequilibrio. Debe haber cosas peores.

--Otros líderes o jefes no están tan expuestos por su trabajo.

--El fútbol genera adrenalina y dopamina que es la droga del amor, y genera un vínculo y una dependencia emocional. Saben que la presión es una de las reglas del juego, como ser cesado si no llegan los resultados.

–¿Qué hace un psicólogo que no pueda hacer un entrenador?

–El psicólogo ha hecho cinco años de carrera, un máster y quizá un doctorado. Yo llevo nueve años de formación. Todo esto nos da herramientas para gestionar las emociones, manejar la presión, vencer la ansiedad… Un entrenador debe estar pendiente del juego.

--¿El psicólogo debería ser uno más del organigrama?

--Sí, por el cada vez mayor engranaje multidisciplinar en el deporte de élite. ¿Qué porcentaje de éxito tiene la mente en el éxito?

--Diría que bastante.

--Exacto. Un deportista que se prepara cuatro años para unos Juegos, con seis o siete horas diarias de entrenamiento, cuidando el físico, la técnica, la alimentación. Llega el momento y falla. Todo se viene abajo por no haber trabajado la mente cuando el órgano que toma las decisiones es el cerebro.

--¿Cómo mujer ha sufrido machismo o actitudes peyorativas?

--No. No me he sentido un cuerpo extraño, sino muy respetada. Me he educado entre hombres con mi padre y hermano. He escuchado chistes verdes en una mesa y me he reído, nunca me he sentido ofendida.

--¿Mourinho y Guardiola son dos líderes antagónicos?

--Sin conocer a ninguno de los dos me quedo con el estilo de liderazgo de Guardiola siempre, por lo que se ve hacia afuera, y subraye eso, por favor. Me molestan los juicios de valor de gente que no conocemos. Por lo que veo, Guardiola parece una persona mediadora, prudente, que está en su sitio, gestionando sus emociones y transmitiendo seguridad. Una persona cuyo estilo raya la provocación, no da información y juega con la incertidumbre a mí me genera desconcierto.

--¿Ese comportamiento corresponde a un buen líder?

--Por supuesto. Lo es Del Bosque para mí, siempre en su sitio, mesurado, sin perder los papeles.

--Y se le achaca que sea un blando.

--Aquellos que necesitan la autoridad, el grito o la violencia para lograr algo carecen de argumentos.