La presencia del número 2 del mundo, Roger Federer, confirmada ayer, en la final de la Copa Davis le da una nueva dimensión a la eliminatoria decisiva que comienza hoy en una pista de tierra batida habilitada en el estadio de fútbol del Lille (Francia), que podrá acoger una asistencia récord de público de 27.800 personas. «No corro un riesgo enorme si juego mañana [por hoy]. Confío en mi cuerpo, soy optimista», declaró ayer Federer tras probar el estado de su espalda, que le impidió disputar el pasado domingo la final del Masters en Londres tras eliminar en semifinales a su compatriota Stan Wawrinka en un accidentado partido.
Los alicientes, y las incógnitas, se acumulan ante la final Francia-Suiza que empieza hoy (14.00 horas, Teledeporte) en el Estadio Pierre-Mauroy con el partido entre Jo-Wilfried Tsonga (número 1 francés y 12ª del mundo) y Wawrinka (segundo suizo y 4º del mundo). Luego, Federer deberá hacer frente a Gael Monfils (número 2 francés y 19º mundial), a no ser que una victoria contundente de Wawrinka le aconseje algunas horas más de descanso y reservarse para el choque de números 1 del cuarto partido, el domingo.
No es probable, sin embargo, ese escenario, puesto que Federer persigue en Lille uno de los pocos títulos que le faltan. Suiza solo había llegado a una final (perdió la de 1992 ante EEUU), y la coincidencia con Wawrinka le ha permitido ahora estar otra vez en la eliminatoria definitiva ante Francia, que en cambio busca su décima ensaladera de plata, aunque la última data del 2001.
MEJOR QUE EN SEVILLA / Por otro lado, el ambiente a favor de Francia será cálido en la fría Lille, que aspira a meter a 27.800 espectadores en su estadio, lo que batiría el récord de la final España-EEUU del 2004 en la Cartuja de Sevilla (27.200).