Luchar frente a Vincenzo Nibali es un imposible y mantener la segunda plaza una tarea complicada, pero que, al menos este miércoles sobre las duras cuestas del Pla d’Adet, Alejandro Valverde ha salvado, por concentración, en una mala jornada, y con la estimable ayuda de su equipo, el Movistar, centrado en las figuras de dos chavales con talento y futuro, esperanza entre una cantera sin muchos efectivos, Jesús Herrada y Ion Izagirre, que lo han auxiliado cuando todo se veía muy negro.
Ha confesado Valverde en la meta de Pla d’Adet que había pasado "un mal día" frente a unos rivales "que están muy fuertes". Y ha constatado que más que los chavales franceses, a los que en el fondo ha sabido manejar por su veteranía, ahora su principal amenaza se llama Jean-Christophe Peraud, que sube mejor que él y que se maneja con mucha más habilidad en una contrarreloj. La próxima cita se centra en un Tourmalet que echará chispas bajo el impulso del conjunto AG2R, todos sus efectivos contra Valverde. Todos contra un Movistar que deberá cuidar a su líder.
Triunfo con soltura
Valverde, sin embargo, ha tirado de casta, porque cualquier otro se hubiera dejado ir. Animado desde el coche por su director, José Luis Arrieta, con Mikel Nieve auxiliándolo en el peor momento, pese a ser corredor del Sky, y luego con Herrada e Izagirre a su lado, hasta ha podido sacar la chispa en el último instante para demarrar en los 200 metros finales y arañar cinco segundos a Thibaut Pinot.
Un día en los Pirineos donde se ha podido ver el potencial que tenía Alberto Contador, muy desmoralizado en Suiza al saber que no podrá correr la Vuelta. Si el martes ganó Michael Rogers en Bagnères de Luchon, este miércoles ha vuelto a vencer, tal como hizo en Risoul, Rafal Majka, con tanta soltura que hasta se ha atrevido a guiñar el ojo a las cámaras de la televisión francesa, un Majka que se ha confirmado, para desgracia de Purito Rodríguez, al frente de la clasificación de la montaña.