Guardiola colocó a dos porteros (Zingerle y Raeder) en el banquilo de suplentes por la lesión que había tenido apartado a Manuel Neuer. Una prevención defensiva que luego se reveló innecesaria. El Bayern dominó el juego del minuto 1 al 94 pero perdió. Y esa derrota pudo ser más abultada por lo claras que fueron las ocasiones del Madrid. Neuer respondió sin acusar, en ningún momento, sus problemas físicos. El Bayern desplegó un ataque avasallador pero infructuoso. Dominó todos los conceptos ofensivos: chutó más que el Madrid (15 a 9), dominó más pelota (64% a 36% de posesión), duplicó el número de pases (802 a 392) y quintuplicó el de córneres lanzados (15 a 3). El partido respondió a lo que deseaba Guardiola. Como lo hizo el Barça con él en sus visitas al Bernabéu. Pero encajó su primera derrota.
LA CURIOSIDAD. DOS METAS SUPLENTES EN EL BANQUILLO
Avasallador e infructuoso ataque alemán
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