Trece títulos mundiales de trial, dos títulos mundiales de enduro, tres medallas de oro en solo cuatro X-Games, ganar por la mañana una prueba de trial en La Chatre (Francia), bajarse de la moto, subirse a una furgoneta vestida de piloto, conducir 275 kilómetros hasta Saint-Floures (Francia), correr, acabar segunda en esa prueba del Mundial de enduro y conquistar dos títulos distintos en tres días, con motos diferentes, sin fábrica detrás, sin equipo estable, tuyo, con la asistencia de un grupo de amigos.
Señoras y señores, ante ustedes, Laia Sanz Pla-Giribert (Corbera de Llobregat, 1985). Lo nunca visto, el poder absoluto sobre una moto. Era difícil, incluso para ella, hacer el más difícil todavía, pero lo ha logrado con creces: campeonar, ganar dos títulos mundiales de especialidades tan distintas como trial y enduro, sin tener una marca detrás, con motos alquiladas, prestadas, viejas, antiguas, reconstruidas e, incluso, con una moto comprada, por 6.000 euros, en una tienda de Italia.
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