Análisis

Un réquiem doloroso que obliga a tomar decisiones

Importantes analistas europeos se preguntaban antes de empezar la masacre del Allianz Arena si este Bayern-Barça iba a suponer el fin de un era, el fin de la dictadura barcelonista. No conocemos la respuesta cierta, pero es indudable que el fútbol alemán apunta a gran heredero. ¿Ha concluido el dominio del Barça? Dependerá de las decisiones que se adopten en el porvenir inmediato. Si el bisturí es demasiado liviano puede no resolver nada. Si es demasiado tosco, quizá acabe con el invento…

El Bayern ha de servir de ejemplo. Hace cuatro años sufrió una lección similar ante el primer Barça dePep. Tuvo que tomar decisiones, pero lo hizo sin modificar el rumbo. Desde aquel 4-0 del Camp Nou en 2009, llegó a dos finales de la Champions y las perdió; también perdió dos Bundesligas consecutivas; y cerró el curso pasado en blanco nuclear. Sin embargo, en ningún momento dudó de su potencial, aunque tampoco le tembló el pulso en busca del acierto, fuese para desprenderse de alguien relevante o para incorporar elementos de peso. La gestión de la plantilla que ha realizadoJuppHeynckesesta temporada contrasta brutalmente con la que ha vivido el Barça. La masacre de Múnich va más allá de acciones puntuales a favor o en contra y obedece, sencillamente, a que todos los elementos que influyen en el fútbol fueron alineados a favor por el Bayern: llegar en forma al día adecuado, con 14 hombres pletóricos, convencidos del plan de juego, flexibles para modificarlo, comprometidos hasta la agonía, unidos talento y compromiso.

Los mismos factores habían ido quedando desperdigados por el camino del Barça. En anteriores artículos explicamos en detalle cuáles eran todos estos factores y las razones de la desorientación del colectivo. Múnich solo los certifica negro sobre blanco: deltrencadísdel Barça se han caído demasiadas piezas como para que el conjunto todavía revista aspecto de mosaico. ¿Tiene solución? Por supuesto, pero alguien deberá tener paciencia de artesano para recoger una a una las piedras, revisarlas, pulirlas, sustituir las pálidas o inservibles, acertar con las nuevas y recolocarlas hasta componer de nuevo el mosaico. Demasiada brusquedad romperá la armonía; demasiada blandura dejará el trencadís en piedra arisca.

Reto importante el que tiene el cuadro dirigente azulgrana desde hoy, en especial si consideramos que no ha mostrado en tres años excesivas dosis definezza. Un equipo conLeo Messi,Andrés IniestaySergio Busquets en sus filas siempre tendrá un futuro espléndido, pero del director deportivo al jugador más modesto de la plantilla todos deberán asumir que ya no son los dictadores de Europa y que tienen muchísimo que corregir si pretenden seguir compitiendo como hacían cuando estaba el pesado dePep Guardiola.