Análisis

Punto de inflexión para el Barça

Rabaseda, Wallace, Lorbek, Mickael, (tapado) Marcelinho y Ndong, abatidos. / JORDI COTRINA

Después de un mazazo como el que ha recibido el Barça Regal en la final de Copa, un revés tan contundente como inesperado para la afición azulgrana que abarrotaba el Palau Sant Jordi, y que se vio acentuado por la entidad del rival, el Madrid, se hace necesaria la reflexión para no alimentar ese alma bipolar del barcelonismo, que pasó de saborear el tercer título consecutivo en este torneo, horas antes de que el equipo saltara a la cancha, a hundirse en la zozobra por la clara imagen de inferioridad en la final.

Desde la llegada deXavi Pascual al banquillo, el Barça se ha acostumbrado a vivir en el éxito. Eso pesa. Ganar 11 de los últimos 14 títulos en la competición española es una demostración de que este equipo merece crédito, como el técnico se apresuró a recordar, anticipándose a los inevitables (y casi siempre injustos) maltratos que suelen llegar con derrotas como las del domingo. Y no le falta razón. Quizá por eso duele aún más la caída. Por inesperada. Por sorprendente.

El Barça, el que perdió en la final de Copa, es el mismo que marcha líder en la Liga Endesa, en la Euroliga, el mismo que venció al Madrid en la final de la Supercopa el pasado octubre, el mismo que ha dominado de forma hegemónica a los madridistas desde que se inició el nuevo siglo. El mismo que cuenta con dos de los jugadores más determinantes del continente:NavarroyLorbek. Así que evitemos los extremos.

¿Fue lo que se vio en la final la verdadera imagen del Barça? Desde luego que no. Ni de lejos. Es más, muchos de los jugadores estuvieron lejos de su nivel (Huertas, Sada, Vázquez) o del que se espera (Mickeal, Eidson, Wallace, Ingles). Y los problemas físicos deNavarroy la lesión deEidsondurante la final (estará entre tres y cuatro semanas de baja) distorsionaron aún más la percepción de los barcelonistas. Pero harían bien en los despachos en dar la importancia que se merece la derrota.

En buena parte, el mérito hay que atribuírselo al partido casi perfecto que completó el equipo dePablo Laso. Brilló el Madrid a nivel ofensivo (es difícil anotarle 90 puntos a una defensa como la azulgrana, que pasa por ser la mejor de Europa y deja a los rivales en una media de 60) y dio un paso adelante a nivel defensivo, en agresividad, en anticipación y en ganas, para igualarse a su rival. Jugadores comoLlull(desestimado en su día por el Barça) yCarrollhicieron el partido de su vida. Pero en realidad, fueron las propias ausencias azulgranas las que convirtieron al Barça en un bloque difícilmente reconocible. Avalados por ese crédito al que se referíaPascualtras la derrota, llega la hora de la reflexión en los despachos. La hora de la crítica.

Decisiones cuestionables

Quizá algunas de las decisiones que se han tomado en los últimos tiempos no han sido las mejores posibles, como prescindir de doskillerscomoLakovicyBasilesin conseguir antes un tirador de recambio de calidad. En su lugar ha venido un todoterreno comoEidson,que no descarga de responsabilidad aNavarroa la hora de anotar. Tampoco se entiende demasiado a estas alturas el fichaje de un jugador comoWallace,que sigue sin justificar su incorporación al Barça. Y sorprende que el Barça se haya dejado ganar la mano en incorporaciones de peso como las deSuárez (fichado por el Madrid hace dos años), Carroll(atado por el club blanco esta temporada) y Fotsis (Armani Milan) o haya dejado pasar perlas del mercado comoJustin Doellman,que está triunfando en Manresa.

Hay que hacer la reflexión sin urgencias porque este equipo (envejecido, eso sí, con una media de edad que va en alza frente a la juventud del Madrid) se mantiene aún en una línea competitiva. Pero hay que hacerla conscientes de que el crédito, en el deporte, también se alimenta día a día.