El acuerdo suscrito por el Barça en diciembre con la Qatar Foundation se escenificó ayer con la presentación de una camiseta que, más allá del cambio estético, supone una ruptura con uno de los signos de identidad históricos del club. A pesar de que el nuevo diseño fue el foco de atención del acto celebrado anoche en el Camp Nou y también ha provocado división de opiniones, aunque por ahora predominan las quejas, el acuerdo de patrocinio se mantiene como el eje de un debate donde persisten posturas enfrentadas, lejos del consenso con el que se aceptó la alianza con el Unicef.

Detrás de ese uniforme poco fiel a las raíces (la primera camiseta solo tenía una franja azul y otra grana, y ahora son 17 franjas solo en la parte frontal) se esconde el contrato más alto firmado por un club y que la directiva de Sandro Rosell dijo no poder rechazar ante los problemas económicos que heredó de la anterior junta.

El club cobrará un total de 165 millones de euros en cinco temporadas, de los que ya ha ingresado 15 en estos meses a cambio de incluir el logo de Qatar Foundation en la distintos paneles publicitarios y en las camisetas de entrenamiento. Y en función de los éxitos deportivos, esa espectacular cifra se podría aumentar en cinco millones de euros más. Un contrato que le sitúa a la cabeza de todos los grandes clubs.

Curiosamente, el Manchester United, el rival en la final de Wembley, es el que más se le acerca. El Madrid, en cambio, también ha perdido el paso en este tema a pesar de los intentos de Florentino Pérez de firmar un acuerdo de este tipo. El presidente blanco también ha llamado a la puerta de Catar y otros países árabes, pero por ahora sin éxito, ocupando la cuarta plaza en esta clasificación de ingresos atípicos.

UNICEF, DETRÁS

La visibilidad de Qatar Foundation será a partir de ahora mucho mayor. La primera consecuencia será el desplazamiento de Unicef a la parte trasera de la camiseta, debajo del número, lo que dificultará su visión cuando los jugadores lleven la camiseta por dentro del pantalón, como es preceptivo. El Unicef ha aceptado ese cambio para seguir con una vinculación que le ha reportado beneficios de todo tipo. Mucho más que el aspecto económico. El Barça ha prorrogado un año más ese acuerdo por el que abona 1,5 millones.

Ha sido este rol más secundario precisamente una de las principales quejas que han expresado los barcelonistas más críticos con el acuerdo con Catar. De hecho, la presencia del Unicef en los partidos de la Champions todavía no está garantizada. La actual normativa de la UEFA no permite dos logos, pero el Barça ha realizado gestiones para lograr que haga una excepción. Sea cual sea la decisión, no afectará a lo que queda de temporada. En Wembley, el próximo 28 de mayo, el equipo jugará con el uniforme de esta temporada, aunque podría lucir la nueva camiseta en el último partido de Liga, el sábado en Málaga, para abrir un nuevo mercado comercial. Tal vez el club decida luego usarla en el amistoso en Brasil ,que cerrará la temporada en la primera semana de junio contra el Corinthians de Sao Paulo, antes de que Guardiola conceda vacaciones al equipo.

EL NEGRO, SEGUNDO UNIFORME

De entrada, el rupturista cambio en la equipación original, que tiene un aire futurista, similar al que empleó en su día el Bayern de Múnich,

ha levantado críticas. En las primeras encuestas, la mayoría de las opiniones eran desfavorables al diseño, una reacción que ya se ha producido en otras ocasiones. La segunda camiseta también ha sufrido un gran cambio. Queda arrinconada la zamarra verde con la que el Barça se proclamó campeón de Liga en el campo del Levante y se apuesta ahora por el negro, un color que ha usado, curiosamente, el Madrid esta misma temporada. Las nuevas camisetas se pondrán a la venta el próximo día 24.