El emir de Qatar, los organizadores de su GP, los responsables de Dorna Sports, marcas, equipos y pilotos se propusieron ganarle la partida a la F-1 y, muy especialmente, a Bernie Ecclestone, que había pactado con Singapur la celebración de un gran premio nocturno antes que las motos. Qatar quiso ser el primero y lo logró a base de dinero. Construyeron un circuito de 5.380 metros, en pleno desierto, en poco más de un año y, después, lo iluminaron. Entre una y otra obra se gastaron 66 millones de euros.
El poder del dinero
Nasser Bin Khalifa Al-Attiyah, presidente de la federación qatarí y máximo responsable del GP de Qatar, carrera con la que este domingo se abre el Mundial de velocidad (TVE-1, 18.00 horas), viajó a Misano, en septiembre del 2007, para presentar su obra, desatando la admiración de todos los presentes. Eso sí, no pudo evitar la pregunta del millón de dólares: ¿cuánto ha costado la instalación? No hubo respuesta. Sí, hubo una respuesta casi de jeque: "Cómo son ustedes los europeos, siempre pensando en el dinero. ¿Qué importa cuánto ha costado? Solo es dinero".
A partir de ese momento, todo fueron elogios. Todo. Primero probaron la iluminación Loris Capirossi, Marco Melandri, James Toseland, Anthony West y Alex de Angelis. Lo hicieron con potentes motos de calle. Solo hubo una queja. "Tú mismo haces sombras en la frenada, al tumbarte en las curvas, y puedes confundirte", dijo Capirex. Lo arreglaremos, sentenció Khalifa Al-Attiyah. Y contrató a la compañía norteamericana Musco Lighting, especializada en iluminación de estadios de béisbol y fútbol americano, así como de circuitos como Indianápolis. Musco lo fabricó todo, incluso las torres de cemento en EEUU, y colocó 3.700 focos, a distintas alturas, a lo largo del trazado. Resultado: tanta potencia de luz como 70 campos de fútbol o 1.300 pistas de básquet.
"Bellísimo", dijo Capirex al correr ya sobre la pista con su Suzuki de GP. "Bestial", añadió Toseland. "Maravilloso y único", se sumó De Angelis. "Es como correr de día, ¡fantástico!", reconoció Valentino Rossi. "Los ojos se cansan algo más, pero vale la pena, es una pasada", afirmó Jorge Lorenzo.
Y así nació el Losail iluminado. Asfalto bajo una lluvia de haces de luz. Algo único. Poder y dinero.