QUE SE CONFÍE EL BENFICA

Repaso las informaciones portuguesas que hablan del sorteo de cuartos de final de la UEFA, y veo que, aunque disimuladamente, el Benfica tiene bastante confianza en eliminarnos y pasar a la semifinal. Allá ellos. Es mucho mejor ir de débil en una situación como esta. Nos va a permitir jugar con mucha más tranquilidad. Ninguna urgencia histórica nos obliga a apabullar a un equipo habitual de la Champions y que está en la UEFA casi por casualidad.

Cierto que Iván de la Peña --que una vez estuvo cerca del Benfica-- genera respeto, que el entrenador Fernando Santos conoce a Tamudo y Pandiani, y que saben que el Espanyol no ha perdido ningún partido en la competición europea. Pero se apuntan a la visión convencional que sitúa al Sevilla como equipo más peligroso de los supervivientes.

En consecuencia, es más que probable que el equipo se confíe y que se le pueda sorprender. Sin duda, el Espanyol podrá salir mucho más motivado y con mucha menos presión. Y la dificultad de jugar el segundo partido fuera puede desactivarse recordando los buenos resultados que los periquitos han conseguido a domicilio esta temporada.

Por lo tanto, fuera angustias. Tanto en la UEFA como en la Liga. Bueno, en esta última competición nadie diría que estamos angustiados. Al contrario, puede que en algunas ocasiones se detecte un exceso de relax. Por ejemplo, ayer. Hombre, había una clara oportunidad de llegar a los 40 puntos, tomar un respiro y prepararse para acelerar en bajada hacia la meta final. Pues no. Nos tomamos el respiro antes de la cima. Una paradita para bostezar. Discutible, aunque no grave.

En realidad, como todos tenemos todavía en mente los minutos mágicos del partido ante el Maccabi, pues todo se acaba perdonando. ¿Qué le podemos decir a Iván, o a Luis García, o a Tamudo, si nos pueden echar en cara esas tres jugadas maravillosas del jueves? Me parece que incluso podríamos ir tirando con nueve minutos realmente brillantes a la semana. Más de uno va viviendo con holgura de este modo.

Por otro lado, tal como funciona esta Liga, los tropiezos resultan menos decisivos porque se dan en todas las casas. Vista la marcha general del campeonato, yo creo que habría que plantearse decretar desierto el título y que el equipo que logre más puntos ocupe solo la segunda plaza. Si se puede plantear en un premio literario, ¿por qué no en el fútbol?