Los magnates 'congelados'

"Oligarcas, go home": Abramovich y los otros 6 magnates rusos proscritos por el Reino Unido

ABRAMOVICH

Roman Abramóvich (propietario del Chelsea)


Según cálculos de 2018, cerca de 1.000 millones de euros en propiedades inmobiliarias británica estaban en manos de fortunas rusas, con tentáculos también en la City londinense. Pero ningún magnate del este puede rivalizar con Roman Abramóvich. El multimillonario entró en la escena pública en 2003, al comprar el Chelsea FC por 170 kilos (a día de hoy, su valor de mercado se ha multiplicado por 15), un negocio que le servía de vía de entrada al reconocimiento occidental por parte de economías emergentes.

A nivel futbolístico, su legado es irrefutable. Antes de su llegada a Stamford Bridge, el Chelsea acumulaba seis trofeos en 98 años de historia. En los 19 que ha pasado al mando del club, ha levantado un total de 27. Los más destacados: dos Champions League, cinco Premier Leagues o el Mundial de Clubes coronado el mes pasado.

Registros nada despreciables para alguien que, 12 años antes de poner un pie en el corazón de Londres, estaba vendiendo juguetes en su Rusia natal. Allí arranca el camino de Abramóvich hasta ocupar hoy el puesto 142 en la lista de billonarios de Forbes, con un patrimonio de 11.200 millones de euros.

Tan pronto como pudo, se posicionó en el negocio de los recursos naturales. Dio el primer gran golpe en 1995, cuando adquirió la petrolera Sibneft junto al oligarca Boris Berezovsky, enriquecido gracias a su cercana relación con Boris Yeltsin.

Con Berezovsky acabaría en los juzgados en un sonado caso, después que este denunciara que fue obligado a vender su parte de Sibneft por amenazas recibidas tras la llegada de Vladimir Putin. Según el Gobierno británico, Abramóvich reconoció en el juicio haber pagado dinero a cambio de influencia política. No es el único ejemplo de su relación con Putin: desde el 2000 hasta 2008 ejerció para el Kremlin como gobernador de la región de Chukotka.

Abramóvich ha pasado por los sectores del aluminio, la automoción, las aerolíneas (con Aeroflot) y el gas. Gazprom compró Sibneft por más de 12.000 millones en 2005, y hoy también posee acciones de Evraz, un gigante del acero.

Según 'Bloomberg', Abramóvich ha perdido cerca de 5.500 millones de euros de su fortuna en los últimos cinco meses. No se conoce su paradero actual, aunque se da por hecho que no está en Inglaterra. Su presencia en el país ha sido esporádica desde 2018, cuando el Reino Unido le denegó la visa de trabajo. Se rumoreó en su momento que, enfadado, Abramóvich frenó sus intenciones de invertir en la remodelación de Stamford Bridge, que sigue pendiente.

Mientras, ha seguido cultivando su pasión por el arte y los yates (el segundo más grande del mundo, Eclipse, con 170 metros de eslora es suyo). Su último viaje a Londres, que se sepa, fue una visita familiar en octubre de 2021. Y no parece que asome pronto por un país que esta semana destruyó en mil pedazos el diamante de su colección.