Morir no es 'ecofriendly': todo cadáver deja huella ecológica

  • No hay método medioambientalmente inocuo para tratar un cuerpo tras el fallecimiento, ni siquiera la acuamación, vendida como la alternativa verde

Cementerio de Normandía.

Morir no es fácil, pero dejar este mundo sin dejar más huella ecológica de la generada en vida es casi imposible. Lo intentó Desmond Tutu. El arzobispo y nobel de la Paz, fallecido el 26 de diciembre, dejó escrito que no quería ser ni inhumado ni incinerado sino tratado con el método de la acuamación o hidrólisis alcalina. Una técnica que pasa por disolver el cuerpo en un tanque a presión y que se autodescribe como 'econfriendly'. ¿Lo es? No está claro. Sí es cierto que apenas genera emisiones de CO2 (10 kg, según un estudio de la Universidad de Columbia) y que la energía que se emplea en el proceso (90 kWh, según el mismo análisis) es muchísimo menor que en una incineración (230 kg CO2 y 583 kWh). ¿Pero qué pasa con los 300 litros de agua y la solución alcalina utilizadas? ¿Son inocuas? 

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