Que alguien pida que no se le dirijan ni en masculino ni en femenino, sino con el morfema no binario «-e» (en castellano) o «-i» (en catalán), puede resultar chocante y complicado para la mayoría de hablantes. Hace una década, la sorpresa (y la indignación en muchos casos) la provocaba el desdoblamiento («bienvenidos y bienvenidas»), que hoy está casi totalmente asumido. También el uso del femenino génerico («las diputadas del Parlamento», en referencia a toda la cámara) se ha afianzado en algunos ámbitos. Quienes defienden estos usos los consideran formas de lenguaje más inclusivas.
Todas, todos, todes: el debate sobre los pronombres de género no binario
Las personas que no se identifican con el género femenino ni masculino reivindican el uso de la terminación '-e' y nuevos pronombres como 'elles' o 'todes'
A pesar de las burlas que suscitan sobre todo en Twitter y de los argumentos lingüísticos en contra, estas propuestas están en auge en varias lenguas
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