Se mire como se mire, Juana de Arco era muy marciana. Tanto que Mark Twain se enamoró de ella por "su confianza en la voluntad de Dios, su coraje y su simplicidad", los chovinistas franceses la mantean como heroína nacional y los colectivos como UrbanPorn la beatifican como santa 'queer' (tunearon su estatua en Lille, añadiéndole un pene a la pobre). Pese a que hay estudios que dan por sentada su disforia de género, la medievalista británica Helen Castor, autora de 'Juana de Arco. La historia de la Doncella de Orleans' (Ático de los Libros), explica que vestida de hombre "era menos vulnerable" –"los cordones con los que se anudaba la manga del jubón ofrecían una protección práctica contra la agresión sexual"–, y que, según testigos de la época, cuando vistió con ropa de mujer durante los días de su proceso por hereje, «la violaron en su celda».
Juana de Arco era 'queer'
La historiadora británica Helen Castor, autora de 'Lobas. Las vidas de cuatro grandes reinas medievales', destapa en un nuevo libro la 'carrera militar' de la Doncella
Una recreación de Juana de Arco. /
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