DEL RESCATE AL CRECIMIENTO

El 'milagro' portugués

El país se ha convertido en tres años en la gran sorpresa mundial: su economía crece, se impulsan políticas sociales y recibe el aplauso tanto de la izquierda como del FMI

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Portugal podría estar como Grecia, ambas economías rescatadas entre el 2010 y el 2011 por la Unión Europea (UE), pero no lo está. Las medidas que se impusieron en esos años fueron dolorosas, en un país en el que el salario mínimo no llega aún a los 700 euros mensuales, donde los trabajadores autónomos, que son legión, tienen una retención obligatoria del 25%, y donde el IVA  general es del 23% (en España, el 21%).  En el peor momento de la crisis, hubo decisiones drásticas en el plano laboral como la eliminación de las pagas extras y la de varios festivos, que ahora se están empezando a recuperar.

Pero, ¿qué fórmula ha funcionado para pasar de tener un déficit descontrolado y un crecimiento nulo a uno del 3%? Seguidamente, damos varias claves de las causas del la transformación del país y de las asignaturas aún pendientes.

Cambio de rumbo político

Los milagros no solo ocurren en Fátima, como se dice en Portugal, ya que de las últimas elecciones legislativas (2015) salió un gobierno de estabilidad por el que nadie apostaba a priori, pero que ya lleva gobernando media legislatura y ni los más escépticos lo cuestionan hoy. El primer ministro, el socialista António Costa, necesita acuerdos con el presidente, el independiente Marcelo Rebelo de Sousa (conservador),  y, para sus políticas, precisa también  el apoyo del Bloco de Esquerda, los Verdes y el Partido Comunista (PCP), además de los dos votos de un partido derechista.

El precio de la vivienda en Lisboa (en la foto, el céntrico barrio de Baixa Chiado) está expulsando a sus vecinos. / JULIO CARBÓ

La cohabitación entre la presidencia de la República y el primer ministro está dando mejores resultados de los esperados. Rebelo de Sousa, catedrático de Derecho y  considerado el Bernard Pivot de la televisión portuguesa –durante más de 15 años estuvo al frente, todos los domingos, de un programa de televisión en el que hacía la crítica de una decena de novedades editoriales–, destaca por su empatía. 

La tasa de abandono escolar ha bajado de forma importante: del 45%, en el 2002, al 13%, en el 2017

Puede vérsele consolando a los damnificados por los incendios forestales, saludando a vendedores y compradores de los mercados, bañándose en las playas del Atlántico, y allí a donde va suele hacerse selfis con quien se le acerque  y no escatima besos y abrazos a los más necesitados, visitas a hospitales, apoyo a minusválidos, a colegios, a militares. Y aún le queda tiempo para poner condecoraciones, cortar cintas inaugurales, presentar libros (sean de amigos o no) y presidir cenas benéficas. Como mencionaba alguien recientemente, en muchos países los ciudadanos tienen fotos de su presidente, en Portugal la gente tiene fotos con su presidente. 

La cohabitación

El  primer ministro António Costa, curtido en los pasillos del Parlamento Europeo y en la alcaldía de Lisboa, exministro, de solidez y capacidad de gobierno a prueba de fuego, no le va a la zaga aunque es más comedido en manifestaciones de afecto que Rebelo de Sousa. 

La cohabitación, sin embargo, no siempre es fácil. A menudo, ralentiza el avance de medidas pendientes en políticas sociales: entre otras, la educación y la sanidad. 

El sistema de salud ha registrado mejoras de tipo laboral: el personal ha vuelto a cobrar horas extras y se ha reducido el horario de enfermería a 35 horas semanales. Pero, la sanidad sigue con deficiencias graves y crónicas, especialmente en el interior del país por la precariedad de medios y por la falta de médicos y sanitarios. 

En cuanto a la educación, en los últimos 30 años, Portugal ha dado un salto gigantesco para erradicar el analfabetismo y ha reducido enormemente  la tasa de abandono escolar. En paralelo, ha aumentado el nivel de exigencia escolar y de la selectividad, así como el porcentaje de éxito de los alumnos, y la tasa de abandono ha pasado del 45% del 2002 al 13%, en el 2017. El Gobierno está intentando dar prioridad y dotar de más medios a la escuela pública, y reducir las ayudas a la concertada. 

En políticas medioambientales, se dan condiciones excelentes desde el punto de vista geográfico y climático, como el sol, la lluvia y el viento, que se están aprovechando para generar energía renovable. Se calcula que en el 2040 se podrá producir este tipo de energía para todo el país.

El peso de la historia

El presente se explica, en parte, por el pasado. Portugal es un país que, con serias dificultades, salió de las consecuencias económicas del aislamiento de una larga dictadura y de guerras coloniales, y recuperó la democracia con una revolución pacífica en el año 1974. Se siguió produciendo una modernización a trompicones principalmente tras entrar en la UE, el mismo día que España en 1986, por empeño principalmente del entonces presidente, el socialista Mário Soares.

El país perdió las colonias y los ingresos procedentes de las mismas y tuvo que acoger a más de un millón de ciudadanos, los llamados 'retornados', que volvieron a la metrópolis, en muchos casos sin haber estado nunca en ella, ya que pertenecían a la tercera o cuarta generación de portugueses en Angola, Mozambique, Cabo Verde, Santo Tomé, Guinea Bissau, Goa y Macao. Fue un mazazo que condicionó la evolución del país, su configuración y su economía.

Los 'visados Gold', las ventajas fiscales para jubilados de la UE y tributos bajos para 'startups' han atraído inversiones 

En los últimos años, la imagen de Portugal ha ido mejorando, principalmente gracias a acontecimientos internacionales, como la Expo (1998); Lisboa, Ciudad europea de la cultura (1994); diversas cumbres políticas; la Eurocopa (2004) e incluso, más recientemente, Eurovisión. 

Hoy en día, su entramado empresarial goza de buena salud –casi 7.000 empresas exportan a España–, pero sería injusto ignorar que la renovación ha sido provocada también por otros vientos favorables. Veamos.

Turismo de coyuntura

Los conflictos árabes han revalorizado el país luso como destino turístico alternativo al Magreb, con el mensaje de que se trata de un lugar genuino, a un trayecto de avión de cualquier ciudad de Europa y de clima agradable y seguro (el terrorismo no se ha cebado en él). Todo eso, y el auge del turismo de bajo coste, ha hecho más por este sector que muchas medidas económicas. 

También las dificultades de Brasil han atraído a la otrora anticuada metrópolis a brasileños ricos, que vieron cómo la proximidad de la lengua y la cultura les acercaba al país de sus antepasados y a Europa. 

El presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, se ha pateado el país insuflando moral de sus conciudadanos (y haciéndose selfis). / AFP (MIGUEL RIOPA)

La concesión de 'visados Gold' a los extracomunitarios que compraran una casa por un importe superior a 500.000 euros ha llamado la atención de chinos, turcos y rusos. Y hay que mencionar asimismo en este capítulo las importantes ventajas fiscales para jubilados comunitarios, que son exonerados de impuestos por sus ingresos durante 10 años si se retiran en Portugal. Y ya, al margen del turismo, los 'hubs' de 'startups' tributan muchísimo menos que en otros países europeos, lo que ha contribuido a relanzar la economía. 

Paraíso de famosos

Los portugueses son gente pacífica, discreta y cortés –se dice en España: «es más cortés que un portugués»–, casi ignoran el uso del imperativo y hablan en condicional, en diminutivo y bajito. Quizás, ese sea otro actractivo que ha llevado a ese país a poderosos y 'celebrities' como el Aga Khan, al arquitecto y diseñador Philippe Starck, al futbolista Eric Cantona, a la actriz Monica Bellucci y por el que se pasea Patti Smith. Un lugar donde se escucha hablar portugués con acento brasileño, donde Madonna alquila el hotel Palacio Ramalhete para vivir y sale de su casa sin ver un paparazi en el horizonte. O Mourinho puede comprar en El Corte Inglés sin que nadie le moleste o le interrumpa y le pida un autógrafo. O Serrat pueda subirse al tranvía 28 sin que nadie le descubra o le importune. 

Tecnología y digitalización

Entre las ciudades y el campo existe una importante brecha tecnológica. En algunas urbes, hay wifi gratis en los transportes públicos y en aeropuertos, algunos ayuntamientos disponen de aplicaciones para pagar los parquímetros con el móvil, coches eléctricos, cajeros donde se paga el consumo, el IVA, las multas y hasta las costas judiciales. Funciona un pase llamado 'Via Verde' para pagar las autopistas; pulseras con código para alertar a la policía de los niños que se pierden en las playas, y aplicaciones para realizar transferencias instantáneas gratuitas. Modalidades que usan principalmente los jóvenes para compartir gastos de coches con conductor, taxis o copas. 

Los bajos salarios contrastan con el precio de la vivienda: los pisos turísticos asfixian el exiguo parque de alquiler

Hay una nueva generación de emprendedores, algunos de ellos 'millennials', que pidió paso, tras decidir quedarse en Portugal en los peores momentos, crear empresas –en las que la tecnología juega un papel importante– y ofrecer puestos de trabajo. Es el caso de Paulo Pereira da Silva de Renova, dedicada a la fabricación de papel;  José Avilléz, con varios restaurantes con estrellas MichelinNuno Carvalho, con una red de más de 50 panaderías, A Padaría Portuguesa; zapateros que solo venden 'on line' como Undandy, y multimarcas de ropa 'on line' como Farfetch en Oporto.

Desigualdades

Como se vio cuando los dramáticos incendios del verano pasado en el interior de Portugal, quedan pendientes enormes reformas estructurales, reordenación del territorio e infraestructuras. De nuevo, la asimetría entre las ciudades y el resto del país. 

El ejemplo de Lisboa es emblemático de las dos velocidades. Se está generalizando  el lamento de que está yendo todo demasiado deprisa. Muchos actores sociales están pidiendo medidas para no convertir la ciudad en un parque temático y despojarla de su personalidad. 

Salarios 

Los bajos salarios siguen siendo un mal endémico, que se agudiza comparándolos con los precios de la vivienda. El auge del turismo y de los alojamientos ha retirado del mercado el poco alquiler existente de vivienda habitual, y los precios del metro cuadrado son prohibitivos (el último año la vivienda subió de media un 10,4%, mientras que en España la escalada fue del 6,7%). 

Trabajo y vivienda

Hay desahucios provocados por la nueva ley de alquileres, que todos los días se están intentando frenar. Se teme que el centro y los barrios históricos de las principales ciudades se acaben dedicando solo al turismo y que únicamente vivan en ellos los extranjeros ricos o los locales.  

Solo en Lisboa hay 50.000 casas vacías y por renovar y en el país 700.000, pero la precariedad salarial y las dificultades económicas de las familias centrifugan a la gente a los cada vez mayores anillos de los alrededores de las ciudades, que tampoco escapan a los altos precios.

La arquitecta y diputada socialista Helena Roseta recuerda en una reciente entrevista que al final de la larga dictadura se produjo la pérdida de las colonias y Portugal tuvo que reintegrar a más de un millón de 'retornados' de las colonias. El país, entonces, tenía más habitantes que casas, ahora hay más casas que habitantes. Roseta, responsable en varias instancias de temas de urbanismo y vivienda, afirma que hay que regular la oferta y la demanda para proteger a los ciudadanos y que estos no paguen más impuestos que los extranjeros ricos, y que se construyan casas de protección oficial con acceso restringido para los jóvenes o los más necesitados. 

Es justo reconocer que el país está saliendo de un bache de gran calado, pero las críticas a cierto descontrol y a los precios no son pocas. 

Redes de redes

Ante esta situación de desequilibrio, ¿cómo sobrevive la población más desfavorecida? Pues, muchas familias funcionan en red. Son muy solidarias y aportan soluciones conjuntas a algunas necesidades. El Estado de bienestar social está respaldado por los abuelos que sin tregua ayudan a los hijos y nietos a salir adelante. Esta red da consistencia a una sociedad que ha necesitado de esos pilares para superar momentos difíciles. El modelo de la familia que funciona en red se traspasa a todo lo demás. Todo el país funciona en red.