La mención de Paloma Chamorro, que murió el pasado domingo, a los 68 años, excita los recuerdos alrededor de la movida, aquel feliz sarampión que sacudió la vida civil de Madrid tras el posfranquismo e implantó idearios punk y posmodernos en el pop español. El programa que la hizo famosa, 'La edad de oro' (1983-85), no era un escaparate exclusivamente ligado a esa escena, pero le dio cobijo y proyección como fenómeno cultural: ahí, en la conexión entre pop y arte, hay que situar uno de los empeños de la periodista.

La implicación de comunicadores de la radio, la prensa y la televisión fue clave para dar impulso a la movida y construir un relato, y ahí Chamorro se sumó a unas corrientes de fondo que venían de más atrás. En Onda Dos, de Radio España, en los últimos años 70, hay que situar las raíces de esa atención por la nueva ola. «El que inventó todo esto fue Jesús Ordovás. Aquellos grupos se lo deben todo», opina, rotunda, Patricia Godes, periodista musical originaria de Castellón que vivió muy de cerca, afincada ya entonces en Madrid, aquellos movimientos de tierras, en Radio 3 y en revistas como 'Rock Espezial' y la jovencísima 'Rockdelux'. En la misma frecuencia estaba Rafael Abitbol,que pasó luego, precisamente, a Radio 3, marca concebida en 1979 como una franja diaria dentro de RNE, que en 1981 se constituyó en emisora y que se convirtió en escaparate efectivo y diario de la movida. Ese tránsito lo hicieron también Ordovás y José Manuel Costa, que se vieron compartiendo micrófonos con Diego A. Manrique y Juan de Pablos. Cada uno con su estilo, compaginando el escáner de la escena con descubrimientos internacionales y reivindicaciones de músicas ajenas o anteriores al rock'n'roll.

La movida generó siempre encendidos debates. Más aún vista desde Barcelona, donde se acusaba a las bandas ser los niños mimados de los medios públicos capitalinos y se lloraba la decadencia del underground layetano. Rafa Cervera, otro valenciano en Madrid, autor del libro 'Alaska y otras historias de la movida', recuerda cómo en Catalunya «se veía el fenómeno con escepticismo, como el traje nuevo del emperador, ya que Barcelona había sido moderna antes que Madrid». Y la misma Chamorro fue objeto de airadas críticas. ¿Ya nadie se acuerda? Que si solo sacaba a sus amigos, que si 'La edad de oro' era elitista (¿quizá proto-hipster?), que si sus entrevistas eran erráticas...

UNA LÍNEA CLARA

Cervera, que apareció como invitado en un par de programas, con Dinarama y John Cale, la defiende apuntando que daba juego a sus amigos porque ella se movía en esos ambientes de música y vanguardia. «La línea del programa era clara y grupos como Mecano no salían porque no eran modernos, tenían una mentalidad pre-1977», argumenta.

Gustara más o menos, el criterio era «coherente» y Chamorro «lo preservaba con tenacidad soportando la presión de las discográficas», sostiene Cervera.Por su parte, Patricia Godes confiesa no ser fan de 'La edad de oro', pero lamenta que el capital de Chamorro como periodista cultural se acabara malogrando. «Nunca quiso ser fija en TVE, tuvo que aceptar serlo para hacer el programa y luego estuvo muchos años proponiendo proyectos que no le aceptaron. Lo paso mal», explica Godes, periodista reconocida por su labor de divulgación de la música negra en la prensa española de los 80, que ahora se reencontrará con antiguos colegas, Manrique y Ordovás, en M21, la nueva radio pública del ayuntamiento de Madrid.

Algunos de aquellos cronistas y comunicadores de la movida ya no están aquí: Chamorro, Moncho Alpuente, Paco Umbral... Otros dejaron la profesión, o casi, tras el plan de prejubilaciones de hace una década en RTVE. El tiempo ha calmado las aguas respecto a la percepción del monstruo, de sus vicios y virtudes, y tiende a quedar como un episodio histórico con efectos modernizadores para el país. Y es probable que hoy, incluso los más críticos con Paloma Chamorro suspirasen por algo parecido a 'La edad de oro' en nuestra maltrecha parrilla televisiva.