Salvador Trallero: "Mi libro ayuda a recordar la vieja Barcelona"

Un pastelero explica cómo publicó un libro de fotografías antiguas sobre Barcelona

Salvador Trallero, delante de la catedral. / LUAY ALBASHA

Unos 230 kilómetros separan Huesca de Barcelona. Pero la distancia poco significa para Salvador Trallero Anoro (Sariñena, 1965), pastelero de profesión, dueño de una editorial y autor del libro 'Barcelona antigua', que recupera la historia de lugares como la Barceloneta y el Paral·lel, a través de viejas fotografías.

-¿Qué lleva a un pastelero a publicar un libro?

-En la pastelería tenemos un espacio dedicado a exposiciones donde se instaló una muestra fotográfica sobre la historia de Sariñena. Mucha gente pasaba y me di cuenta de la importancia de las fotografías como tesoro para la gente del pueblo. Eso me llevo a publicar 'Sariñena antigua' y 'Zaragoza antigua'. Pocos años después aquí estamos.

-El vínculo con Barcelona debe de ser muy fuerte.

-De pequeño siempre venía. La ciudad ha cambiado muchísimo y este libro es una manera de recordar esa Barcelona vieja y disfrutar de la actual. La repostería me permite transmitir felicidad con los dulces, y ahora lo hago con este libro a una ciudad a la que le tengo mucho cariño.

-¿Por qué decidió usar fotografías?

-Era la manera más visual de plasmar la evolución social de la ciudad. Una de mis favoritas es una que retrata a una mujer comprando flores en la Rambla, en los años 30. Se ve el claro contraste entre las dos partes que construían la Barcelona de la época: la trabajadora y la burguesa. Es espectacular.

-Arriesga imprimiendo cuando ahora predomina lo digital.

-El libro es una reivindicación del papel. Para disfrutar de las fotografías se tienen que tocar. Las fotografías están cuidadas y el libro les da una página entera a cada una para que realmente se pueda apreciar el contenido.

-¿Le costó conseguir las fotos?

-Me pasé un año y medio. Entre archivos y fundaciones históricas. Me sorprendió al ver que muchas organizaciones, como Endesa o TMB, me daban los derechos sin ningún problema, mientras que algunos fondos públicos me cobraban. Solo uso una foto mía que hice del reloj del Poliorama para cerrar el libro, y así hablar sobre el tiempo.

-¿El tiempo?

-No nos damos cuenta de su paso inevitable. Todo cambia, pero la imagen pervive. Con la foto de portada pasa igual, se ven los barcos del puerto, y las golondrinas que para entonces eran novedad. De eso trata el libro, del cambio a través de la magia de la foto.