Explicación científica

Por qué pensar mucho también cansa

  • Un equipo de neurocientíficos encuentra el mecanismo fisiológico que provoca la sensación de fatiga mental

El jugador Sergey Karjakin durante un campeonato de ajedrez. / REUTERS/Anton Vaganov

Pensar mucho cansa. Cualquiera que dedique sus horas a ‘exprimir neuronas’ sabe que, por más que se pase todo el día sentado ante una mesa, los trabajos que requieren mucha concentración y razonamiento a la larga también pueden provocar una intensa sensación de agotamiento. Una fatiga que afecta tanto física como mentalmente. ¿Pero cómo puede ser que nuestro cuerpo se sienta agotado de tanto pensar? ¿Qué provoca esta sensación de cansancio? Y, sobre todo, ¿hay algo que podemos hacer para evitar esta fatiga mental? Un equipo internacional de neurocientíficos ha dado con algunas claves para entender este fenómeno.