Hubo una vez en 1991 que un ciclista no quiso subirse a los aviones fletados por el Tour que llevaban a los corredores desde la Bretaña francesa hasta la ciudad de Pau. Tenía pánico a volar. Era suizo y se llamaba Urs Zimmermann. La dirección de la ronda francesa, por aquel entonces Jean-Marie Leblanc estaba al frente de la prueba, decidió descalificarlo. “Pues a ser que no”, dijeron todos los corredores incluido el vencedor final de la carrera, Miguel Induráin, decidido entonces a abrir en los Pirineos la caja de los truenos para ganar el primero de los cinco Tours consecutivos.
El avión endiablado de la Vuelta
Tourmalet por Sergi López Egea
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