Un domingo cualquiera puede acabar en tragedia. Ellos, como tantos otros cicloturistas, habían quedado con el grupo, con el club, como quedó Alejandro Valverde en julio con su pandilla de amigos. Él tuvo más suerte. Él lo puede contar aunque cuando se le pregunta en la Vuelta por el accidente prefiere no contestar, algo para olvidar, algo que nunca tenía que haber sucedido. Como el accidente de Barcelona porque ellos ya no verán a sus familias. Se fueron a disfrutar con la bici un domingo por la mañana, para regresar a la hora de comer y ser la diana de las bromas en casa. “¿Tanto te gusta el ciclismo que te quedas dormido viendo al pelotón de la Vuelta?”.
El Tourmalet
El Tourmalet: ellos ya no verán ni la Vuelta ni a sus familias
La carrera está de duelo porque cuando mueren cicloturistas atropellados se remueve el alma de los corredores que muchas veces pasan miedo en la selva de su ‘oficina’ que es la carretera.
El pelotón de la Vuelta, en un domingo de tragedia en Barcelona. /
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