Hay montañas que tardan toda una vida ciclista en convertirse en un mito de este deporte. Y, en cambio, otras entran por la puerta grande gracias a gestas como la que protagonizó Tadej Pogacar en el Tour de la pandemia, el que terminó en septiembre de 2020 a la puerta del otoño. El prodigio esloveno elevó a la Planche des Belles Filles (ahora Superplanche des Belles Filles con la rampa final sin asfaltar) al firmamento del pedal al ganar allí entre cuestas y contra pronóstico la ronda francesa en la contrarreloj final donde noqueó a Primoz Roglic al sacarle 1,56 minutos, y desplazar a su compatriota a la segunda plaza de la general con 59 segundos perdidos.
La primera montaña
La contracrónica del Tour: la cima de las mujeres que se arrojaron al lago
La Superplanche des Belles Filles debe su nombre al suicidio de las chicas de los Vosgos que murieron ahogadas huyendo de los mercenarios suecos durante la Guerra de los 30 años.
En sus rampas, Tadej Pogacar dio la gran sorpresa hace dos años para ganar allí el primero de sus dos Tours.
Tadej Pogacar, durante la ascensión a la Planche en la contrarreloj final del Tour de 2020. /
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