No hay estadio en el mundo que pueda acoger a tanta gente. Eran centenares de miles de personas, llegadas de todas partes de Dinamarca, pero también de Suecia, casi al lado por carretera y por tren. No se recordaba un inicio del Tour con tanto público desde que la prueba asaltó Londres por allá 2007. Pasión, desenfreno, entrega, fe, emociones y colas, muchas colas, ordenadas como en pocas partes del mundo, para comprar en las tiendas oficiales de la ronda francesa repartidas por todo Copenhague, lo que fuese con tal que llevara el sello de la Grande Boucle, desde un imán para el frigorífico, a gorras y, por supuesto, el genuino jersey amarillo.
El ambiente danés
Flores amarillas para la Sirenita
Centenares de miles de personas se lanzaron a las calles de la capital danesa para vivir de cerca la magia del Tour.
No se recordaba tanta gente desde que la prueba partió de Londres en 2007.
Vecinos de Copenhague siguen la etapa del Tour desde un balcón de la ciudad. /
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