El Tourmalet

Por la sonrisa de un niño...

Un chaval sonríe junto a las vallas cogido de la mano de su abuelo

Fabio Jakobsen, en el podio de salida de Laredo. / LA VUELTA / CXCLING

Por la sonrisa de un niño vale la pena que el abuelo pase horas junto a las vallas. Que se lleve al chaval a primera hora, que todavía no hay colegio y que vea el paso de los ciclistas, que pida una gorra, la eterna petición. ¡Pero si los ciclistas hace años que no utilizan gorras! Los más viejos del lugar se acuerdan de esas gorritas que los corredores guardaban en los bolsillos de su ‘maillot’, esa gorrita que se colocaban cuando achuchaba el calor con la visera hacia arriba para que les permitiera ver la carretera sin riesgo. Eran tiempos en los que pocos llevaban gafas de sol y se comían todos los insectos con los ojos. Era una época en la que las marcas comerciales no habían invadido el pelotón; todos llevaban las mismas zapatillas, negras, de cuero y con agujeritos en los laterales para que el pie pudiera transpirar sin excesivos problemas.