El Tourmalet

Había una vez... la Vuelta

Entre el domingo por la tarde y el lunes por la mañana toda la caravana de la ronda española se trasladó por carretera desde Ávila hasta Santander

El pelotón de la Vuelta, por tierras abulenses. / LA VUELTA / CXCLING

Juanpe López, el joven corredor sevillano del Trek resumió muy bien el domingo la locura que había sido todo el día. Tuvieron que madrugar para subirse al autobús del equipo y realizar una conexión de 145 kilómetros entre el hotel donde durmieron el sábado por la noche y la salida de la etapa de la Vuelta, en la localidad de Navalmoral de la Mata. Y desde allí 200 kilómetros, entre los oficiales y el recorrido neutralizado, para llegar a El Barraco. Pero no acabó allí la cosa. No hubo tregua en la localidad abulense porque todos rápidamente tuvieron que ducharse en los autocares, ocupar uno de los asientos y recorrer 450 kilómetros hasta Santander, adonde llegaron ya con la noche cerrada, cena rápida y a la cama. Un día de perros. O mejor dicho, un día habitual muchas veces para los ciclistas y acompañantes en las carreras de tres semanas.