EL TOURMALET

¡Allez, Alaphilippe!

El campeón del mundo ha encabezado al pelotón de ciclistas profesionales residentes en Andorra que ha acercado su 'oficina' a la Volta

El pelotón, camino de Port Ainé, en la Volta. / LA VOLTA

Los ciclistas denominan a la carretera por la que entrenan como 'la oficina'. Prácticamente, a excepción de unos pocos días en otoño cuando se toman vacaciones de verdad, salen a trabajar. Da igual que llueve, haga un calor tropical o un frío siberiano. En la 'oficina' no hay ni calefacción en invierno ni aire acondicionado en verano. Y, encima, los riesgos laborales conllevan a la difícil convivencia con los coches. Todos los días hay que coger la bici, algunos la llaman la 'burra', y hacer unos kilómetros; a veces más suaves y otras más intensos. Todos tienen su preparador físico, el del equipo o el particular, depende de si eres una figura o un gregario. Y ellos marcan el ritmo, lo que hay que hacer cada día. Y, ahora, con los ciclocomputadores, o los gps, o incluso el propio móvil, es imposible engañarlos. Un día colará que la técnica no ha funcionado, pero dos, no. Enseguida quedan registrados los datos y los preparadores ven y hasta adivinan el estado de forma de sus pupilos.