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Qué verde era mi Tour

Lance Armstrong provocó tanta admiración como rechazo posterior al abrirse la caja de los truenos

El pelotón del Tour, durante la 13ª etapa. / Marco BERTORELLO / AFP

Qué verde era el Tour. Como decía Lance Armstrong en el primero de sus libros, que fue un éxito mundial, no había nada mejor que contemplar sobre la bici los verdes paisajes de los Alpes, o del Macizo Central, por donde discurre este viernes la 13ª etapa de la ronda francesa. Podría ser un héroe, alguien único, un ser superior capaz de ganar nada más ni nada menos que siete Tours consecutivos entre 1999 y el 2005; pudo ser una época dorada, en la que llegaban periodistas de Texas, que en su vida habían visto una bicicleta, y preguntaban por qué Armstrong si era el mejor, si era el número uno, no ganaba todas las etapas; o por qué todos recibían el mismo tiempo cuando llegaba el pelotón si pasaban varios segundos entre el primero y el último del grupo a la hora de cruzar la meta.