Ángel Madrazo quería disfrutar de todo. Le costó bajar del podio y hasta deseaba que se alargase como nunca el obligado control antidopaje, adonde se presentó con todos los trofeos conseguidos por su victoria en Javalambre. "Llevaba toda una vida esperando una cosa así". A Madrazo, 31 años, líder del Burgos BH, se le puso un micrófono y no paró de hablar narrando su mejor hazaña deportiva, desde los tiempos en que era un gregario prometedor en las filas del conjunto del Movistar.

'El Gorrión de Cazoña' se fugó porque quería conseguir más puntos como rey de la montaña, sabedor, o quién sabe, que algún día cederá el jersey de puntos a uno de los grandes escaladores. Se escapó con su compañero holandés Jetse Bol y con José, el mayor de los Herrada. En principio, el ciclista del Cofidis era el favorito, pero Madrazo se había puesto "cabezón", como confesó, porque sabía que era su día y quería ganar. "Me acerqué al coche y me hicieron un gesto a mitad de escapada para que guardase fuerzas para otro día. Y yo les dije: 'no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy'. Luego subía a trompicones porque no sé hacerlo de otra manera. A ritmo yo no sé escalar". En efecto, con el pelotón perdido, comenzó a escalar Javalambre. Unas veces se quedó, otras atacó. Para desquiciar a cualquiera y, por supuesto, a Herrada.

El día grande

Madrazo vivió su día grande. "Los que ganamos poco no nos lo creemos. Así que tendré que ver repetida la victoria dentro de unos días". Estaba feliz como pocos. El más feliz del mundo.