Valverde constata que la venganza es un plato que se sirve frío

El ciclista murciano gana en La Molina tras la discutible sanción de un minuto al Movistar

Alejandro Valverde se proclama vencedor de la tercera etapa de la Volta. / JOSEP LAGO (AFP)

Los ciclistas del equipo Movistar tienen la costumbre de reunirse todas las noches tomando una taza de cola-cao caliente. Lo hacen antes de irse a dormir. Se juntan en el autocar de la escuadra, aparcado frente al hotel que ocupan en las etapas; la noche del martes, en Calella, mientras sus técnicos, Eusebio Unzué, José Luis Arrieta y Joselu Laguía eran convocados de urgencia por los jueces de la Volta. Comenzaba a prosperar la reclamación de sus rivales del BMC y el Trek: retirada de la victoria en la contrarreloj de Banyoles y un minuto de sanción a todos, incluido Alejandro Valverde.

El ciclista murciano era el último en bajar del autobús. Todavía era líder de la Volta, una carrera que parecía tener amarrada, pero ya andaba cabreado por lo que consideraba una sanción injusta a sus compañeros José Joaquín Rojas, Andrey Amador y Nelson Oliveira, por supuestos empujones del primero a los otros dos durante la disputa de la 'crono'. Y allí en la noche del Maresme, una fina lluvia había manchado las calles, Valverde anunció su plan para La Molina, primera de las dos llegadas en alto de la ronda catalana. "Pues nada ,como no está Purito (ya retirado), creo que vamos a intentar ganar". Y ganó con un esprint incontestable, marca de la casa. "Esta victoria creo que no me la quitará"», dijo con ironía el ciclista murciano tras bajar del podio.

Dicen que la venganza es un plato que ser sirve frío, por el acero de las viejas espadas, y frío, lo que se dice frío, había suficiente en La Molina para que Valverde, impulsado por esta perla del ciclismo catalán que se llama Marc Soler, demostrase que ayer, hoy y siempre sigue siendo el mejor del mundo en cuestas explosivas como los 700 metros que llevaban hasta el aparcamiento principal de la estación de esquí de la Cerdanya, donde estaba instalada la meta. Ni Alberto Contador, ni Dan Martin, ni Chris Froome, ni los ciclistas del BMC que lideran una clasificación general dañada por la discutible decisión del jurado internacional (el estadounidense Tejay van Garderen es el líder) pudieran evitar su victoria anunciada. Es cuarto de la general con 45 segundos perdidos, un tiempo  que se presume complicado de restar ante un Van Garderen, tan bueno como irregular, piernas duras pero cabeza blanda, capaz de subir como los mejores los grandes puertos del Tour pero a la vez de venirse abajo y abandonar la ronda francesa cuando estaba instalado en la tercera plaza de la general, tal como ocurrió en la edición del 2015.  

Valverde se mordió la lengua en La Molina y tampoco quiso contar que Rojas no empujaba a sus compañeros durante la polémica contrarreloj de Banyoles, si no que los colocaba, cachetes en el culo para que cubrieran el hueco, lo que se hace multitud de veces desde que se inventó esta modalidad de etapas en el ciclismo, que  él no podía dar relevos porque se le había bajado el sillín y llevaba mal la tija.  Un castigo incomprensible y un resultado final que quedará marcado por la decisión de los jueces.

Todas las clasificaciones en la página oficial de la Volta.