A menudo, cuando se habla sobre vinos del Nuevo Mundo, algunos aficionados e incluso especialistas se refieren a ellos con cierta condescendencia. Opinan que no tienen terroir, que les falta historia y experiencia... pero muchas veces estos argumentos quedan arrancados de cuajo frente a un vino como el Constance sudafricano.

A pocos kilómetros de Ciudad del Cabo, la bodega Klein Constantia -fundada en 1685- elabora uno de los vinos dulces más míticos del mundo. A partir de muscat de Frontignan sobremadurado en unas viñas que miran hacia el océano, la gran concentración de azúcar en equilibrio con una alta acidez y el alcohol lo convierten en un elixir eterno capaz de resistir en botella 200 o 300 años. Klein Constantia Vin de Constance 2011 es una maravilla.

Esencia de orejones, melocotón y manzana poché y una textura delicada. ¡Un blanco sublime!