En un país tradicionalmente volcado en el vino tinto, poco a poco los grandes blancos van despertando la curiosidad de muchos aficionados que hasta hace poco solo estaban dispuestos a gastar dinero en un buen tinto.

Al 'boom' de Rueda, las cinco denominaciones de origen gallegas y más tranquilamente a los xarel·los del Penedès, se les suma Rioja, la zona que históricamente vio nacer los mejores blancos de guarda. Marqués de Murrieta Castillo Ygay Blanco Gran Reserva Especial 1986 es un monumento a esos vinos míticos. Se crió 252 meses (!!!) en barricas de roble americano y cinco años más en depósitos de hormigón.

Un monstruo afinado que aúna casi todo lo que se puede pedir a una botella estratosférica: sutilidad, sofisticación, refinamiento, longitud, capacidad de guarda y magia. ¡Châpeau!