El Perú más japonés

Uchu: de trabajar en una inmobiliaria y en un banco a ofrecer uno de los mejores ceviches y una carta de cócteles 'nikkei' única

Alexis Mastrokalos y José Manuel von Bischoffshausen, que abrieron Leche de Tigre hace cinco años, inauguran este restaurante que funde la gastronomía y la mixología peruanas con las japonesas

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El ceviche 'nikkei' del restaurante Uchu. / El Periódico

Ferran Imedio

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Que no te confundan sus nombres. Los treintañeros José Manuel von Bischoffshausen y Alexis Mastrokalos son peruanos, y suyo es Leche de Tigre, un restaurante donde ofrecen platos tradicionales de su país desde hace cinco años, primero en un local de Gràcia y ahora en el Eixample (Casanova, 262). Ají de gallina, lomo saltado, anticucho...

Todo muy bueno, con mucho éxito de público, pero sin proponer apenas cocina 'nikkei', esa rama de la gastronomía peruana que surge de la fusión con los sabores japoneses. Como mucho, se atreven con ella en alguno de los especiales del día que cambian cada viernes.

Inicios muy duros

Ya cuando inauguraron Leche de Tigre, estos socios y amigos de largo recorrido que jamás habían trabajado en la restauración tenían en mente que abrirían un 'nikkei'. Nada les alejó de aquella idea. Ni la pandemia que les atropelló al cabo de un año de abrir y que les obligó a montar una 'dark kitchen' llamada Gallito Canalla (hacían pollo al estilo Kentucky con un marinado a base de salsa peruana) ni las dificultades del día a día de dos debutantes en el sector que tuvieron que lavar platos, hacer de camareros, gestionar las redes sociales, llevar la gerencia... "Hicimos de todo, fue bastante duro, la verdad", sonríe José Manuel.

Finalmente, tras ir ganando clientela en su primer negocio se atrevieron con el segundo. Tras unas obras que se alargaron unos ocho meses para resucitar un local en ruinas ("parecía Gaza, nos dijeron que había sufrido un incendio", comenta), este mes de octubre han podido inaugurar Uchu, consagrado a la cocina 'nikkei' y con una barra para los cócteles, todos ellos también 'nikkei'.

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Esa carta líquida es una apuesta única en la ciudad. Y bastante única en el mundo; sirva el dato de Lima, donde solo los restaurantes Osaka y Maido tienen una propuesta monotemática de este estilo. Quizás encuentres un combinado suelto en algún bar pero no un catálogo completo como el de este nuevo establecimiento que en unas semanas abrirá hasta la madrugada para quien quiera disfrutar de sus tragos.

Alexis y José Manuel habían aterrizado en la ciudad para cursar sendos másteres (Alexis, de dirección hotelera, y José Manuel, de marketing), y nada más acabar decidieron meterse en un terreno, el de la restauración, que conocían poco. Y montaron Leche de Tigre.

"Se nos presentó la ocasión de coger el local de la calle de Martínez de la Rosa y lo montamos", recuerda José Manuel, "enamorado" de Barcelona y de su estilo de vida" que al salir del máster se había metido en Yakumanka para aprender.

"Quería salir del mundo financiero, no podía más con ese estilo de trabajo", confiesa José Manuel, que había estudiado Administración y Dirección de Empresas y luego se formó en gestión de restaurantes en Le Cordon Bleu. Alexis, por su parte, era un apasionado de la hostelería que un buen día decidió dejar la empresa inmobiliaria familiar para dar el salto a la restauración.

Menú de mediodía

Lo cuenta José Manuel sentado en una de las mesas de Uchu, lleno hasta la bandera pese a las obras de remodelación de la calle de Balmes que deja casi oculta su fachada (muchos clientes están disfrutando del menú de mediodía laborable, que cuesta 16,90 euros).

"Hay muchos 'nikkeis' pero queremos destacar cuidando el producto e innovando en las recetas, aportando calidad porque creemos que hay un hueco en Barcelona", sostiene el empresario. Y eso lo demuestran con uno de los mejores ceviches de la ciudad: de atún con leche de tigre, pepino japonés 'kiuri', 'wasabi', maracuyá, aguacate y 'edamame'. Pica, es cítrico, te hace sudar, pero solo lo justo y necesario. Excelente.

El meloso de pato del restaurante Uchu. / El Periódico

Digno de mención es también el fresco y potente meloso de pato norteño que llega a la mesa en una cazuela. Ha sido cocinado durante ocho horas a baja temperatura y su receta incorpora chicha de jora (una bebida de maíz fermentado), cerveza negra, ají amarillo y salsa 'hoisin' casera. Se acompaña de arroz con zanahoria encurtida, lo que lo convierte en gran plato único.

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Como únicos son esos 18 cócteles, uno del día y dos sin alcohol. Al pisco, a la ginebra o al vodka le añaden sake, lichi, 'kimchi', 'yuzu', 'shisho'... Y al beberlos uno solo quiere adentrarse más en ese terreno aún desconocido que es la coctelería 'nikkei'.

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